jueves, noviembre 13, 2025
Arquitectura

¿Conservación o demolición?

Soy de las que piensan que preservar los edificios es sinónimo de preservar la historia. Rehabilitar es a veces más caro que derribar y construir desde cero, pero la practicidad acarrea en muchas ocasiones la pérdida de identidad cultural y, en mi opinión, ese coste no económico es demasiado elevado. La seguridad debería ser el único factor decisivo a la hora de responder a la pregunta que da título a este artículo. Si la estructura del edificio está muy dañada y requiere una reconfiguración exhaustiva, complicada y muy costosa, solo en ese caso, acepto la opción de demolerlo. ¿Por qué? Porque las ciudades son, como las personas, la suma de todas sus experiencias. ¿Imagináis lo que sería vivir sin recuerdos? Eso es lo que le sucede a las ciudades cuando demolemos sin control.

Imagen extraída de vídeo de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=qIMB6ALg1nU

Pasear por Vitoria-Gasteiz es un placer, pero también una pena. Los nuevos barrios carecen de personalidad, porque no existen criterios en los planes urbanísticos y de edificación que marquen pautas identificativas que nos hagan ser reconocibles. El Casco Histórico, el Ensanche o el Paseo de la Senda, por poner unos ejemplos muy claros, son espacios bonitos y armónicos que nos trasladan a la época de su construcción y a las vidas de las personas que moraron sus viviendas por primera vez. Urbanismo y Arquitectura se dan la mano y nos invitan a pasear por sus calles para admirar las bellas construcciones y zonas comunes que las componen.

Vista aérea de Vitoria-Gasteiz. Foto de Archivo.

Otros barrios más obreros carecen de esa noble belleza, pero mantienen su esencia y nos cuentan parte de la historia de una ciudad que vivió un crecimiento demográfico exponencial durante la industrialización. Durante los últimos treinta años de nuestro crecimiento, más o menos, los edificios se levantan como si fueran las piezas sobrantes de un cajón desastre: sin relación aparente con sus colindantes, sin analogía en sus formas y mezclando colores en una amalgama de diversos materiales. La Arquitectura actual parece responder únicamente a fines económicos y de mercado, sin tener en cuenta el entorno del edificio. Sin intención de caer en el pesimismo más profundo, voy a desvelar cuál es para mí una de las peores actuaciones arquitectónicas de la historia de nuestra ciudad: la demolición de la estación de autobuses de la calle Francia.

Fachada. Foto Santiago Arina. Archivo Municipal.

Inaugurado en 1950, este precioso edificio de arquitectura neovasca lució con orgullo en la entonces calle Calvo Sotelo, en el solar que anteriormente había acogido durante años la plaza del mercado de ganado. Autobuses y viajeros disfrutaron de un punto de encuentro con un interior muy bello y con mucha actividad comercial, siendo el bar Autobuses uno de los locales más concurridos de la zona, que no cerraba nunca y que ofrecía a pasajeros, conductores y vitorianos buenas raciones de jamón ibérico (incluso vendían jamones enteros).

Andenes. Archivo Municipal.

La necesidad de renovar la estación suscitó la búsqueda de un espacio provisional al que trasladar el servicio, resultando en 1993 la calle Los Herrán la elegida para situar el edificio durante las obras de la nueva estación Ibarrola, que iba a ser ejemplo de modernización en nuestra ciudad. Con ese fin se decidió derribar el precioso y valiosísimo interior de «la vieja». Modernización es otro concepto que, muy mal usado, ha sido declarado culpable sin serlo de la pérdida de hermosas edificaciones. La remodelación de la futura estación Ibarrola nunca llegó a culminarse por razones económicas y políticas, nada que ver con la seguridad estructural, y en 1998 el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz determinó la desestimación del proyecto y ordenó la demolición total del edificio, siendo la fachada la última en caer. La estación «provisional» de la calle Los Herrán generó durante veintiún años bastante caos en el tráfico y en la vida de vecinos, viajeros y transeúntes, hasta la apertura de la actual.

Foto interior estación. Archivo Municipal.

«La estación vieja» era una emblemática y permanecerá siempre en nuestra memoria porque es parte de nuestra historia. En el lugar donde tantos sueños iban y venían a diario sobre ruedas, donde tantos abrazos y lágrimas dijeron tantas cosas sin utilizar palabras, luce actualmente nuestro museo de Arte Contemporáneo. Estoy convencida de que el Artium con gusto habría integrado la hermosa fachada en su espacio, como muestra de respeto y amor hacia su belleza, nuestra identidad y a la convivencia de diferentes estilos artísticos, porque el Arte construye, no destruye. Quien desee volver a visualizar in situ nuestra antigua estación, siempre puede acercarse a Legutio y apreciar su Ayuntamiento, siendo hermanas la fachada de este consistorio y la de nuestra protagonista.

Foto web Legutioko Udala.

Esta es mi opinión. ¿Cuál es la vuestra? ¿Conservación o demolición?

(c) Vanesa de la Puente, texto; Copyright de cada fotografía en el pie de foto

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *