jueves, diciembre 5, 2024
Humanidades

«A la inspiración hay que llamarla, atraerla con ciertos recursos; no suele venir sola», Marisol Ortiz de Zárate

Marisol Ortiz de Zárate, vitoriana de toda la vida, entró en el mundo de la literatura porque el placer de la lectura le abría una puerta hacia el conocimiento y la exploración de nuevos y fascinantes universos, como ella misma asegura. 

Es una mujer cercana que, aunque como todos/as, tiene mil tareas y compromisos que cumplir, vive esa pasión por la escritura tan necesaria para continuar en ella. Y, sobre todo, la transmite…

¿Podrías contarnos un poco sobre tu trayectoria como escritora y cuáles han sido los hitos más importantes en tu carrera hasta ahora?

Claro. Aunque siempre me ha gustado escribir y siempre lo he hecho, mi vida como escritora profesional nació hace unos 25 años, cuando la editorial Bruño, del Grupo Anaya, publicó mi primera novela: Los enigmas de Leonardo. A partir de ahí he seguido publicando, con mayor o menor fortuna. También a partir de ese momento empezó mi vida itinerante, dando charlas en colegios e IES de toda España. Quizás el más importante hito en mi carrera es seguir ahí, en la brecha, como digo, con mayor o menor fortuna. Pero seguir. Tengo algún premio literario en mi currículo de bastante cuantía económica y no sé si eso es un hito en mi carrera, pero reconforta y ayuda bastante.

¿Qué te motiva a escribir, por qué y para qué escribes? Y sobre todo ¿para quién?

Mi motivación es la creación. Así, simplemente. Me encanta la atmósfera que me creo yo misma cuando estoy inmersa en la escritura. Escribo para jóvenes, tengo publicadas 8 novelas juveniles, pero también escribo para adultos, relatos, novelas y artículos de opinión en prensa. La verdad es que me siento cómoda en ambas facetas.

La inspiración no es un hada madrina a nuestro servicio las 24 horas, ni algo que puedas comprar en un supermercado, ¿cómo encuentras tú la inspiración para tus historias?

Yo siempre digo que me inspiro en mis viajes, pero eso no es verdad, o no es del todo cierto: yo me inspiro donde puedo, como si inspirarse fuera tan fácil. Cualquier cosa me sirve. O ninguna, depende del momento. Pero afirmo que a la inspiración hay que llamarla, atraerla con ciertos recursos; no suele venir sola.

¿Tienes algún escritor o libro que haya influenciado especialmente tu trabajo? ¿Por qué?

No soy una escritora que lee sino una lectora que escribe. Por lo tanto, hay innumerables influencias en mi trabajo, y no solo de libros y de escritores; también me inspiran los pintores, los filósofos, los artistas en general. A veces no sé que es mío o influencia de otros.

Tu última obra publicada fue La Montaña del Infierno, ¿en qué otros proyectos estás trabajando actualmente? ¿Alguna nueva novela a la vista?

Siempre hay proyectos, nunca estoy en el vacío, en la nada. Escribo por vocación. Además, coordino y dinamizo clubes de lectura, talleres y formo parte de la organización (junto a tres chicas más) del Cinefórum Gasteiz, un evento semanal en los cines Florida muy consolidado. Llevamos 10 años proyectando cada martes a las 19:30 películas de calidad con ponentes expertos, y solemos llegar al ‘Completo’.

Háblanos de «Jugando a ser escritores», el taller que has impartido el 5 de noviembre en la biblioteca de Abetxuco.

Como su enunciado dice, ha sido un juego. Estaba dirigido a niños y no creo que haya otro método de que se diviertan con la escritura. Caligramas, crear y dibujar mascotas, inventarse un Limerick, formar historias con recortes de revistas, pasapalabra de metáforas… en fin, duraba dos horas y tengo que decir que casi se hicieron cortas.

¿Cómo ves la evolución de la cultura literaria en la sociedad actual? ¿Crees que se están perdiendo hábitos de lectura o que están cambiando?

Ambas cosas: perdiendo y cambiando. Lo veo en mis clubes de lectura. La gente joven, por ejemplo, no lee los clásicos. Tampoco lee en papel. Hablo de manera general, por supuesto, luego hay de todo. Se lee, sí, pero otro tipo de cosas: noticias, artículos…, siempre con una inclinación hacia las ideologías personales. Sin embargo, se publica más que nunca, y es algo que no entiendo.

Si tuvieras que llevar un solo libro de vacaciones, ¿cuál elegirías y por qué?

Nunca llevo un solo libro de vacaciones, pero si tuviera que elegir solo uno, sería El libro del desasosiego, de Pessoa, un libro que solo puede leerse con el tiempo y la calma de las vacaciones.

¿Cuál es tu opinión sobre los libros electrónicos y la digitalización de la literatura? ¿Cómo crees que afecta esto a los autores y lectores?

Hay que acomodarse a los nuevos tiempos, y ay de ti si no lo haces. Todo es una evolución. A mi no me gusta leer en pantalla, soy de la era analógica al fin, pero acepto y valoro lo electrónico. Lo importante es leer.

Nadie nace enseñado, y así pasen mil años, para quien empieza, todo es un mar de dudas, ¿qué consejos darías tú a los jóvenes o no tan jóvenes escritores que están empezando en el mundo de la literatura?

Solo uno: constancia. La paciencia es la primera cualidad que debe tener el escritor. Y por supuesto leer, formarse con la lectura.

¿Recomendarías alguna obra en particular a los jóvenes lectores que buscan adentrarse en la literatura clásica o contemporánea?

Imposible. Hay tantos lectores como libros. No podría hablar de un título o títulos concretos. Precisamente por eso, porque la oferta es tan amplia, siempre hay un libro maravilloso o imprescindible. Solo hay que saber buscarlo.

(c) Aicha Erin El-Khalil Iglesias, texto y entrevista; Marisol Ortiz de Zárate, fotos

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