Reflexiones de un televidente 2
Minotamanía
Voy a ser sincero:
Soy la persona más vergonzosa del mundo, ¡tanto que me escondo detrás de las persianas! Cuando veo a gente desesperada por conseguir autógrafos o fotografías de los famosos de turno —y cuando digo gente me refiero a individuos que ocupan un espacio en la Tierra sin méritos universales—, mi carácter crítico y analítico se rebela contra las fuerzas que quieren borrar del mapa la cultura.
¿Qué es ser popular? En el siglo XIX y principios del XX, a quienes se dedicaban a la farándula ni siquiera los enterraban en campo santo. Todo el protagonismo de aquella época recaía, por un lado, en el clero y, por otro, en los caciques. Ahora, gracias al medio audiovisual, la tortilla se ha dado la vuelta: tanto presentadores de televisión como intérpretes de una comedia que parece no terminar nunca —porque siempre aparecen en pantalla— se han convertido en los dueños de una barraca que nunca se detiene.
¿Cómo convivir con estos elementos? Se ha creado una alfombra eterna donde todos los especímenes sociales tienen su lugar, un escenario en el que el mundo se presenta como vertical, sin opción a generar nuevos paisajes que unan arte y pensamiento. Me explico: hoy en día el deseo de ser famoso a cualquier precio se ha impuesto. Pero, ¿dónde queda el talento? Vivimos en una mediocridad creciente, obsesionados con aparentar lo que no somos, movidos por un inmenso vacío.
¿Qué es la minotamanía televisiva? Una cosa es ser friki y otra muy distinta es querer meterse en la piel del friki. De poco sirve acercarse a una persona que, si lo pensamos bien, es como cualquier hijo de vecino. En Vitoria-Gasteiz tenemos el Festval, Festival de Televisión, y es necesario comprender que este evento forma parte de la vida de la ciudad. Es hermoso reconocer que Vitoria respira cultura por los cuatro costados. Pero también debemos tener claro que aquellos a quienes mitificamos no dejan de ser como nosotros. Yo abogo por mirar más allá de lo evidente: reconocer los méritos profesionales de los famosos es el primer paso. Un verdadero famoso no lo es por rascarse los pies; quizá se dedique a lo que se dedica no tanto por buscar la fama, sino porque necesita vivir en una sociedad que lo obliga a alimentar, quiera o no, la mitomanía.
Martes 2 de septiembre de 2025, segundo día de FesTVal
(c) Jorge Girbau Bustos, texto y entrevistas; LuisÁn Ortiz, edición, montaje y grabación de vídeo