Reflexiones de un televidente 3
Producto embargado
¡Cosas embargadas! Señoras y señores, niños y niñas, ancianos todos; porque, en el fondo, no dejamos de ser viejos televidentes donde la imagen no es más que una metáfora de lo que aspiramos a ser. Nacemos con un producto embargado desde los siglos de los siglos, consumiendo en la caja tonta aquello que soñamos ser y nunca seremos. Así nos hemos convertido en fósiles televisivos que adoramos sin esperar reciprocidad.
Pero antes de rendir culto a estos semidioses, ellos mismos se presentan ante el público: alfombras aquí y allá por todo el país, entrevistas que desatan una euforia compartida por reyes y plebeyos, ofreciendo otra manera de sentir y de mirar. Es cierto que hay un camino hacia la tierra prometida, y esa realidad nos une tanto como nos separa; pero en la travesía hacia nuestros destinos nos topamos con mil obstáculos invisibles.
Uno de ellos son las presentaciones de películas o series sin fecha de estreno, que se anuncian en ruedas de prensa con todo el equipo, generando noticias que no pueden publicarse de inmediato. Algunas deben guardarse en la redacción dos o tres meses, y cuando al fin ven la luz ya se sienten caducas, como literatura olvidada. Así nacen los “productos embargados” por las cadenas y las productoras.
Imaginad que sois periodistas especializados en televisión y, justo después de comer, tenéis que cubrir una rueda de prensa. Esa presentación está embargada: no puede salir a la luz hasta que la cadena lo decida, con el fin de crear un marketing íntimo y controlado. Y entonces, llegado el día señalado, os encontráis con que ese programa, serie o película “existe” como por arte de magia, casi como un regalo divino para los televidentes.
¿Y a vosotros qué os parece esta manera de trabajar?
Miércoles 3 de septiembre de 2025, tercer día de FesTVal
(c) Jorge Girbau Bustos, texto y entrevistas; LuisÁn Ortiz, edición, montaje y grabación de vídeo