jueves, noviembre 13, 2025
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Entre mapas y fantasmas: las rutas ocultas de la fantasía en Tártalo 2025

Taller de cartografía

En un festival no puede faltar una agenda con talleres y Tartalo no se queda atrás. En esta edición la oferta ha sido muy variada: taller de arqueros, de esgrima, de ingeniería enana, de hamabeads, de cómic o de cartografía. Entre tantas opciones, una servidora ha participado en el taller de cartografía que ha organizado la asociación Éored del Norte.

Esta asociación cántabra tiene como objetivo difundir la obra de J.R.R. Tolkien a través de actividades para todos los públicos. Y es que el universo de Tolkien da mucho de sí. En este caso, el objetivo era dar a conocer la importancia de los mapas en la literatura del escritor de El señor de los anillos. Debido a su experiencia vital, Tolkien utilizó muchos planos. Este aprendizaje le fue muy útil para luego desarrollar el universo imaginario que todos conocemos tan bien a día de hoy. La gran diferencia es que los mapas que trazó en sus novelas eran de carácter artístico y no práctico como con los que trabajó en la i Guerra Mundial.

Así pues, en este taller hemos creado nuestro propio mapa de fantasía medieval. El material que hemos utilizado ha sido un papel grueso, un lápiz de punta fina, un rotulador negro y otro rojo, sellos para marcar los elementos y nuestra propia imaginación. Y de este modo, por una tarde nos hemos convertido en cartógrafos.

El primer paso ha sido trazar el contorno del lugar, en mi caso, una isla. Para ello, nos han enseñado un divertido truco. Hemos arrojado un puñado de arroz sobre el papel y después hemos dibujado el trazo alrededor de este. 

Después ha llegado la segunda parte. La que más fácil parecía, pero la que sin duda más nos ha costado a todos los que estábamos allí. Me refiero a la tipografía. En un mapa artístico la fuente que empleamos para escribir no puede ser una Times New Roman. Tiene que tener estilo. Si además, hablamos de un mapa medieval, lo ideal es que la tipografía sea lo más parecida al estilo de la época. Así que hemos intentado emular el trazo de la fuente aniron (una tipografía que está en el ordenador, por si quieres buscarla) que es similar a la que utilizó Tolkien. Ahí la cosa se ha complicado. El lettering no se aprende en un día y, aunque nos lo han explicado de forma excelente, no es fácil de dominar. 

Una vez que hemos terminado de practicar el trazo de las letras, hemos realizado la parte más divertida: marcar los elementos del mapa. Para ello, hay dos opciones. Se pueden dibujar o se pueden utilizar sellos. Nosotros hemos usado sellos y es genial sentir que estás creando un universo con solo un gesto.

Pero todo lo bueno acaba y el taller ha llegado a su fin. Estábamos tan ensimismados colocando árboles, montañas, casas, barcos y dragones que no nos hemos dado cuenta de que ya era hora de marcharse. A mí, en concreto, no me ha dado tiempo a escribir los nombres que había pensado para mi mapa (que son en latín, por cierto), pero así mejor. De esta forma, puedo hacerlo tranquilamente en casa y puedo practicar bien ese lettering que (me) ha costado un poco.

En fin, ha sido una actividad muy gratificante (y muy relajante) que todos hemos disfrutado mucho. Desde luego, volveré a apuntarme el próximo año en el caso de que regresen a Tartalo.


Visita guiada: ruta de misterios y leyendas

El jueves por la noche se realizó la visita guiada por la Vitoria más misteriosa. El encargado de guiarnos por la cara oculta de una ciudad en la que parece que nunca pasa nada fue Enrique Echezarra, un experto en la temática.

La visita comenzó en la plaza de la Virgen Blanca y desde allí iniciamos un periplo por una Vitoria desconocida e inquietante. En el recorrido se trataron temas variados, pero todos con ese halo de misterio que caracteriza a una visita como estas. Una luz rojiza que se vislumbró en Antezana de Foronda a finales del siglo xix; un posible avistamiento de ovnis que se relacionó con un gran apagón en los años ochenta; e incluso nazis, porque en cualquier buen historia no pueden faltar los nazis. Todo ello relatado de forma rigurosa, clara, concisa, aportando pruebas gráficas y testimonios de la época. El guía no se dejaba llevar por sensacionalismos y dejaba la puerta abierta a cualquier interpretación personal.

Después de esto, pasamos a los asesinos en serie. En Vitoria tuvimos uno que no tenía nada que envidiar a Jack el Destripador. Hablo sin lugar a dudas del Sacamantecas. Un criminal que tuvo en vilo a la ciudad cuando todavía no se sabía nada del concepto «asesino en serie». Una historia que parece de película y de la que acaban de grabar una. Desde luego, si está bien contada, será una excelente historia.

Y llegó el turno al tema estrella de la visita: Andresito. Un fantasma que casi no necesita presentación. Para la explicación de este fenómeno, nos dirigimos a la Subdelegación de Hacienda que se halla sobre las ruinas del convento de San Francisco. Un lugar misterioso donde los haya. Han ocurrido tantos sucesos inexplicables dentro de ese edificio que incluso los vigilantes nocturnos pasaban mucho miedo. El edificio es un lugar antiguo, de techos altos, largos pasillos y donde no se oyen ruidos del exterior. Enrique Echezarra pasó una noche dentro y da fe de ello: es un lugar aterrador. 

Sin lugar a dudas, el suceso que más nos impactó fue cuando Echezarra relató que, cuando ya se había instalado un sistema de seguridad nocturno, él se encontraba a punto de salir del edificio junto con un vigilante. Entonces el ascensor bajó al sótano por sí solo de manera inexplicable. Lo más inquietante es que al día siguiente mientras escuchaba la grabación oyó una voz gutural que se registró en el preciso instante en el que el ascensor se puso en marcha. No se sabe lo que decía, pero puedo asegurar que ponía los pelos de punta. Si los que acudimos a la visita guiada ya estábamos algo inquietos con tanto fantasma, el hecho de que la luz de una ventana de enfrente no dejara de parpadear no ayudó.

Sin embargo, en el edificio de al lado ocurrió el hecho más insólito de todos. Un suceso tan perturbador que el propio Echezarra estuvo con Iker Jiménez grabando un episodio para Cuarto Milenio. Si no crees en los fantasmas, te aseguro que este suceso te hará dudar.

El tema no terminó ahí. Andresito da mucho para sí. En la calle San Francisco, es decir, a la parte trasera de la Subdelegación de Hacienda, Echezarra nos relató varios sucesos inexplicables que vivieron los comerciantes y vecinos. Sucesos como escuchar de noche gritos de niños jugando o ver presencias de frailes en las escaleras de las viviendas. El caso más curioso es el de la antigua Pastelería Maya en la que los panaderos contaban que de forma inexplicable los instrumentos con los que trabajaban cambiaban de sitio. Lejos de temblar de miedo ante la espeluznante situación, decidieron tomárselo de una forma más dulce: elaborando pastas con cara de niño a las que llamaron, como no, Andresitos. 

Pero en esta noche de luna llena, hubo una sorpresa (incluso para Echezarra). Una mujer ajena a la visita se acercó y relató que en el bar que regenta se oyen gritos de un niño y que el mismo Iker Jiménez estuvo ahí comprobando el hecho. 

A esas alturas tenía claro que esa noche no iba a poder pegar ojo.

Finalizó la visita y queda preguntarnos: ¿Es real todo esto? ¿Los fantasmas existen? ¿y los ovnis? ¿y esa luz misteriosa que los vecinos la interpretaron como un milagro? ¿Todas las señales que han sentido o visto los testigos son argumentos que demuestran que hay una realidad que convive con nosotros y que no somos capaces de ver? Quizá todos los sucesos extraños no hayan sido más que coincidencias. O quizá sí que haya un fantasma (o más de uno) rondando el antiguo convento de San Francisco. Lo único que se puede asegurar es que nadie lo sabe de verdad.

Clausura del Congreso IX International Conference on Myth in the Arts

(c) Leire Ibáñez de Gauna, textos y fotografías; LuisÁn Ortiz, grabación, edición y montaje de vídeo

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