martes, julio 1, 2025
Ecología

Alimentos orgánicos, ¿si o no?

Los estudios indican que los humanos comenzamos alimentándonos de frutas, verduras, raíces y nueces. Gracias a un cambio en la dentición y en la mecánica de la masticación, pudimos incluir en nuestra alimentación granos secos, semillas duras, y pequeñas proteínas de origen animal. De un modo progresivo, también debido a cambios físicos en el ser humano y a las necesidades biológicas, introdujimos la carne y el pescado.

Durante miles de años, los seres humanos nos preocupamos de encontrar métodos de almacenamiento y de procesamiento de estos alimentos de una manera eficiente. Es a partir de la revolución industrial cuando, a través de nuevos métodos de producción y mediante la tecnología de alimentos, logramos para nosotros mismos, nuevos productos y un abaratamiento de los precios. Cambios que aceleraron nuestra caída en una discordancia evolutiva, con el consiguiente déficit en la calidad de nuestra alimentación, que todos conocemos.

Es curioso que, lo que en un primer momento representó un boom para la alimentación en el mundo desarrollado, ha acabado convirtiéndose casi en un enemigo. ¿La razón?… que nuestro cuerpo, nuestra genética, no ha tenido tiempo para adaptarse a los cambios que han sufrido los alimentos que ingerimos. Fijémonos si no en el aumento de personas con intolerancias alimentarias.

Existe mucha literatura al respecto y los diferentes estudios científicos no se ponen de acuerdo de forma concluyente, fijándonos por ejemplo en la intolerancia al gluten, de si las variedades de trigo modernas son mejores o peores que las antiguas para nuestra salud. Sin embargo, grupos ecologistas como Greenpeace lo tienen claro, y además de estar en contra de la producción transgénica, alertan sobre el uso excesivo de agroquímicos y la pérdida de biodiversidad asociada a los monocultivos.

Pero, para los de a pie, para los que comprar productos orgánicos, biológicos, con todas sus etiquetas de garantía supone un mayor desembolso… ¿son realmente tan saludables y ofrecen un mayor valor nutricional?

Pues depende de los expertos. Para unos el hecho de que los alimentos orgánicos estén cultivados sin pesticidas sintéticos, sin fertilizantes químicos, sólo les hace más susceptibles a plagas y enfermedades. Perdiendo cantidades de cultivos y calidad en los mismos. 

De hecho, indican que no existen diferencias nutricionales significativas en cuanto a vitaminas y minerales entre productos orgánicos y convencionales. Sin embargo, en una revisión publicada en el British Journal of Nutrition (2014), se declara que los alimentos orgánicos pueden contener niveles más altos de antioxidantes como flavonoides y polifenoles. Y que dichos compuestos tienen beneficios para la salud, aunque (punto en el que parece que nadie quiere mojarse) no necesariamente implican una diferencia grande en el efecto nutricional total.

Pero la realidad es que, aquellos productos que provienen de cultivos conscientes y no agresivos, que no han sido modificados genéticamente (Organismos Genéticamente Modificados, OGM), que no tienen aditivos artificiales, ni (en el caso de la ganadería) se les ha inyectado antibióticos ni hormonas de crecimiento, benefician a la fauna y la fertilidad del suelo. Previenen el efecto invernadero y no provocan residuos contaminantes. Reducen el riesgo de alergias alimentarias. Tienen una mayor presencia de ácidos grasos omega-3, especialmente en leche y carne de animales alimentados con pasto.

Entonces, y si escuchamos las valoraciones de uno u otro lado, quizás no sean en si productos más nutritivos, pero es evidente que, al haber sido cultivados y criados de un modo más natural, sin ser expuestos a tantos elementos tóxicos, además de apoyar técnicas agrícolas sostenibles, obtendremos más antioxidantes para nuestro organismo, y favoreceremos el que no desarrollemos intolerancias.

Pero, a la hora de decidir qué hacer, si alimentos orgánicos sí o no, tendremos que apelar a nuestro sentido común. Siempre será preferible elegir productos así cultivados. Creo que de eso no hay duda. No obstante, y dado el lujo que supone su adquisición, lo realmente importante será mantener una dieta balanceada y rica en alimentos frescos, regresando en muchos casos a nuestra primitiva alimentación.

(c) Luna Henxe, texto; fotografías de alimentos, Roberto Parrilla López

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