miércoles, febrero 5, 2025
Arquitectura

La ley del patio

Pantaleón Iradier fue un arquitecto vitoriano, a pesar de que su nombre nos recuerda a los grandes pensadores de la Antigua Grecia. El nombre, de hecho, proviene del griego y significa «el que se compadece de todos».

San Pantaleón, que nada tiene que ver con nuestro arquitecto, fue un médico y mártir cristiano santificado por dedicar parte de su vida a curar a los más pobres y a obrar algunos milagros, siendo el más destacado de ellos devolver la vista a un ciego. Hoy en día, la iglesia católica marca el 27 de julio como el día de San Pantaleón, patrono de los enfermos, los médicos y los milagros.

El 27 de julio está entre la festividad de Santiago y el inicio de las fiestas, así que podemos afirmar que es un día feliz en nuestra ciudad. Pantaleón Iradier nació en 1824, y quiero inventarme que lo hizo el 27 de julio. ¿Por qué? Porque antes era costumbre llamar al bebé según el santoral del día de nacimiento y porque al igual que esa fecha, la obra que este arquitecto nos ha dejado como legado también nos provoca felicidad (al menos a mí). Al igual que el santo cuidaba a sus pacientes, el arquitecto cuidó la fisionomía del ensanche de Vitoria-Gasteiz, otorgándole un aire burgués, clasicista y proporcionado.

Voy a centrarme en su primera obra conocida y la principal de toda su trayectoria: el instituto de Enseñanza Media Ramiro de Maeztu, actual sede del Parlamento Vasco. Ahora podría hacer alusión a que es un milagro que la sede de las instituciones comunes del País Vasco se estableciera en Vitoria-Gasteiz, porque casi todas las cosas «chulas» se las quedan Bilbao y San Sebastián, pero como esta apreciación se sale del ámbito de interés de CulturaBAI, mejor hago «pasa palabra» y me centro en lo que realmente me interesa (eso sí, ahí queda el guiño a San Pantaleón y le añado un milagrito más a su lista).

Instituto de enseñanza media Ramiro de Maeztu

Al grano, que es lo que nos interesa. Del edificio original nos quedan ahora sus cuatro hermosas fachadas, de estilo clasicista romántico o neoclásico (no me queda del todo claro cuál es la diferencia), con sillería de piedra y enormes ventanales adintelados que hacen que la luz sea parte fundamental del espacio interior. Es un detalle muy curioso que las esquinas del edificio rompan la horizontalidad tan marcada del mismo; es un toque de color simbólico en la monocromía del conjunto, ¿no os parece? Indudablemente, es una preciosa construcción que llama la atención de quien pasea por sus alrededores.

Elegante, proporcionado, de planta cuadrada, exento y funcional, el antiguo instituto y actual Parlamento Vasco luce con orgullo en uno de los enclaves más privilegiados de la ciudad, rodeado por la catedral de María Inmaculada (la catedral nueva) y el parque la Florida (una joya francesa de la que hablaremos en algún otro artículo). Siendo fiel a mi estilo, no me voy a centrar en datos que podemos encontrar en cualquier parte, sino en particularidades diferentes y curiosas, como la respuesta a esta pregunta:

¿Cómo se convierte el cascarón de un instituto en un parlamento?

La comparación da lugar al chiste fácil, ya que muchas veces hemos visto a la clase política comportarse como si estuviera en el patio de un colegio (otro comentario polémico, estoy más ácida que de costumbre). En este caso es exactamente así, porque el actual salón de plenos está ubicado en el antiguo patio del instituto. Sí, damas y caballeros, quienes nos representan en la cámara legislativa vasca debaten donde años atrás los chicos (solo los varones) jugaban en sus ratos de descanso. Las alumnas, teniendo que obedecer a los cánones de niñas buenas, se quedaban en los pasillos o dentro de las aulas, lejos de las alteradas hormonas masculinas de sus compañeros. La ley del patio ha subido de nivel y hoy en día, en el patio, se hace la Ley. 

Solucionada la necesidad de tener un lugar para la celebración de los plenos al cubrir el patio para convertirlo en un espacio cerrado, tocaba adecuar el espacio de aulas y despachos para ubicar a grupos parlamentarios y funcionariado. Los arquitectos vitorianos encargados de la reforma, José Erbina y Julio Herrero, redactaron un proyecto rompedor para ganar funcionalidad sin alterar el volumen disponible. ¿Qué hicieron? Entreplantas. A priori parece una solución sencilla, pero teniendo en cuenta que el edificio exterior se compone de planta baja y primera con enormes ventanas en una fachada que se mantuvo intacta, y el actual tiene planta baja más tres, no lo es tanto.

Detalle de la fachada

La sobriedad y la elegancia de su fachada continúan en el interior, donde el mármol blanco de los suelos refleja la luz sobre las también blancas paredes. Materiales nobles y espacios amplios hacen de este edificio un escenario precioso y adecuado, ahora que nos hemos convertido en una ciudad muy cinematográfica, para grabar alguna peli en su interior. Vitoria-Gasteiz nunca ganará el premio a la ciudad más luminosa del mundo, pero es increíble lo que se puede conseguir al tomar buenas decisiones arquitectónicas. Platón representaba mediante un Sol, que es Luz, el Bien de la sociedad, y también decía que la felicidad de la sociedad es la finalidad última de la ley. Quizá por esto Erbina y Herrero se esforzaron tanto en que nuestro Parlamento irradiara luz. ¿¡Quién sabe!?

Obras de remodelación

Bicenta Moguel, Dolores Ibarruri, María de Maeztu… Ni mártires ni santas, son muchas las mujeres vascas que disfrutarían viendo la representación femenina actual en nuestra cámara legislativa. Para que sus vidas, méritos, logros y esfuerzos no caigan en el olvido, propongo como homenaje la grabación de una película en su honor. Si esta idea no cuaja, siempre se puede hacer una parodia comparando el uso actual con El Florido Pensil o con la serie que da título a este artículo.

Termino con una frase de la hermana del hombre a quien dedicaron el instituto: María de Maeztu, pedagoga, escritora y humanista vitoriana.

«Soy feminista; me avergonzaría no serlo, porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona, en la obra total de la cultura humana. Y esto es para mí lo que significa en primer término el feminismo».

(c) Vanesa de la Puente, texto; Fotos, diversas fuentes

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