“Udazkenaren ertz batek, maitea”
Un festival es un ser vivo que crece con quien lo nutre. Ebrovisión ha superado la adolescencia y se encuentra en pleno proceso de maduración. Edición tras edición, despedimos el verano de su mano, con las bandas de casi siempre y las recién llegadas, que enriquecen nuestro legado musical partiendo de la base indie que lo define y matizado con aires de pop, rock, punk y tintes electrónicos. Voces en inglés, pero también en euskera, gallego y castellano, fueron aplaudidas bajo el sol e iluminadas por una luna llena soberbia y luces de verbena. Porque sí, a veces, la vida nos da una tregua y se disfraza de fiesta.
Se hizo un guiño casi unánime a los grupos que han pasado por los escenarios a lo largo de estos veinticinco años, con versiones creadas por los presentes, siempre eclécticas, gamberras y sentidas. Porque en este festival, todos caben. El polideportivo de Anduva bullía de melómanos de todas las generaciones, en familia o acompañados de amigos, expectantes y con un entusiasmo que no entiende de edades ni de fatigas. En Ebrovisión se vibra.
Es como un parque de atracciones (en el que se agradecerían fuentes de agua en próximas ediciones) donde volvemos a nuestros primeros veranos eternos; la cita en la que aparcamos fuera los problemas y a toda esa gente tan pesada que siempre critica al diferente, a los de la eterna queja, a los que miran para otro lado. Sacamos nuestras banderas en forma de camisas que nos definen, porque durante esas noches somos uno y no se salva quien puede, nos salvamos todos juntos denunciando lo inasumible, afrontando el futuro desde un presente donde aún todo es posible.

Viernes 5 de septiembre
Hinds

Una de nuestras bandgirls más internacionales (ha superado rupturas profesionales y críticas feroces, que denostaban sus voces definiéndolas como maullidos felinos) repartieron Coffee para todos y reivindicaron su esencia. Se han hecho un hueco en el mercado británico, irlandés, francés, alemán y estadounidense entre otros, y han sido cabeza de cartel en numerosos conciertos.
Las capitanas madrileñas, renovadas, divertidas y más en forma que nunca, presentaron su último trabajo, Viva, y nos regalaron un concierto lleno de frescura. Carlota Cosials y Ana García Perrote sumaron en su directo a María Lázaro en la batería y a Paula Ruiz en el bajo. Su receta mágica es la fusión de punk lo-fi, indie-rock, power pop y garage rock, quedeja patente la calidad de su sonido y contagia con letras pegadizas. Se estrenaron en el escenario de este festival, lograron hacer partícipes a todos los presentes, dejaron la puerta abierta y crearon nuevos adeptos en esta cita.
Kokoshca

Nuestros Kokoshca son ya de la familia de Ebrovisión y regresan a una cita que nunca termina y donde tanto se les quiere. Los navarros Amaia Tirapu e Iñaki López son el origen de esta banda pop, de acordes cuidados y temas inolvidables, a los que volvemos una y otra vez. Nos sacaron a bailar a saltos a ritmo de Parkour, nos invitaron a confiar en El futuro, a sabiendas de que nuestro camino no es el más recto, pero es nuestro camino y Seguiremos en pie, marcados por el ritmo de nuestra propia partitura, porque vamos a salir de ésta, sea cual sea. Ni el pasado ni mañana existen, así que hagamos lo que podamos con lo que tenemos, sin mirar atrás.
Se alejaron del pop más naif y cantaron para todos desde su plaza, pa los borrokas, pa los pijos y las monjas/pa los tarados (…), por los obreros, los insumisos y los gitanos, en un himno a la España real, la de las luces y las sombras, los poetas y las cunetas (…).
Depresión Sonora

Esta banda de post punk habla desde la melancolía de los paraísos perdidos, y a lo peor, no conquistados. Se trata de un proyecto profundamente personal de Marcos Crespo, músico vallecano influenciado como The Cure y Bauhaus, con temas en los que el bajo marca la cadencia. Con una puesta en escena retro naif, sus letras dejan latente la ansiedad, el desencanto, la soledad, la desesperanza y el caos; conformando la denuncia de un vacío evidenciado tras la pandemia, cuando la salud mental empieza a afrontarse como un mal endémico de nuestro tiempo.
Esta conexión emocional con una generación que se siente desubicada, (que no ha perdido el norte, sino el verano, preguntándose quién va a salvarla, sumida en un apocalipsis virtual) ha logrado posicionarlos de manera destacada en el panorama de los artistas españoles más alternativos.
Viva Suecia

Desde Murcia, los icónicos Viva Suecia son una de las bandas más representativas del indie rock español, con canciones que no dudan en lanzar mensajes como que el amor, de la clase que sea, es para siempre. Comprenden que el dolor va de la mano de la gloria y que las cicatrices están bien, amén de que al fin y al cabo nada es tan importante, como principios fundamentales.
Rafa Val como vocalista, Jess Fabric en el bajo eléctrico, Alberto Cantúa a la guitarra yFernando Campillo en la batería, llenaron el escenario de fuerza y complicidad, tendiéndonos la mano por si el mundo apretaba. Expertos en todo lo que es complicado, empapados de la nostalgia de lo que fuimos, pero con el deseo de compartir planeta en nuestras últimas voluntades, mediando con el corazón, entre el nudo y la esperanza. Letras de conciencia, que hablan de mirar hacia el lugar del que venimos para no olvidar quienes somos. Rafa apostó por significarse al final del concierto condenando sin ambages una masacre ejecutada sin piedad, permiso ni perdón.
Una puesta en escena inolvidable, en plena comunión con un público emocionado tras siete años de espera, fiel a las vibraciones de un grupo que formó parte del encuentro, en una noche en la que todavía era verano, a juzgar por las canciones.
Besmaya

Tarde para no sentir y para frenar septiembre, los Besmaya derrocharon ese entusiasmo de las primeras veces con un indie pop distendido que contagia buena energía y pura positividad. Hablan de superar fracasos encadenados como única opción, representantes de una generación que no sucumbe al desaliento.
Lideran el grupo los Javieres Chávarri y Ojanguren, originarios de Barcelona y San Sebastián. Tras haber pasado por otras formaciones, esta dupla en ciernes marca su proyecto de percusión digital y sintetizadores, lanzados por Cuerda Auxiliar, tema que consolidó a una banda que busca su lugar en la escena alternativa y va por buen camino; logró conectar sin reservas con el público de una cita exigente.
Sábado 6 de septiembre
Vera Fauna

Ebrovisión es una fiesta y no hay fiesta sin sorpresa… Bendita la que nos dio Vera Fauna en el Castillo de Miranda de Ebro. Y es que los andaluces fueron pura magia bajo un sol implacable. La serenidad del enclave, junto a la sencillez de sus temas y los aires funkies eran perfectos para acompañar el aperitivo. Porque, incluso en el norte, siempre sale el sol.
Airbag

Airbag es una banda compuesta por Adolfo (voz y guitarra), Pepe (bajo y coros) y José Andrés (batería), cuya trayectoria comenzó en Estepona en 1998. Influenciados por los grupos vocales de los 50, los Beach Boys, la música surf, y, sobre todo, el punk rock, siendo Ramones su referente, sus canciones calaron fuerte en los presentes.
Son letras hablan de las emociones de la época más intensa del año, sobre todo cuando eres adolescente, de esas primeras sensaciones tan radicales, de los Cómics y pósters en las habitaciones de estudiantes, de la Ola perfecta (esa montaña rusa cuando te enamoras hasta la médula… y la otra parte también). Es la banda idónea para un festival de fin de verano, con temas atemporales calan entre sus adeptos y llenan el público de generaciones diferentes.
Veintiuno

Fueron dopamina. Echaron sal a la vida sin medida. Nos faltaban en esta cita, sobre todo desde la lluvia implacable que trastocó su momento en la pasada edición; herida sobradamente cicatrizada a ambos lados del escenario tras un directo potente y disfrutón que sedujo a los más reticentes.
Los toledanos, con Diego Arroyo (voz, guitarra y teclados), Pepe Narváez (batería), Yago Banet (bajo) y Rafa Pachón (guitarra). Dinamitaron la nostalgia y nos contagiaron de energía despejando las nubes negras. Hicimos planes de atraco (sin perder los modales) y huida en comunidad, soñando con una vida junto a la playa, regalándonos un concierto para recordar y burlar al destino. Pura fantasía de Sorrentino.
Gorka Urbizu

Gorka Urbizu es un cantautor navarro que no necesita presentación, miembro fundador de la banda de rock Berri Txarrak, vocalista, guitarrista y compositor. El navarro brindó un concierto memorable, que se sintió como un hogar. Encandiló al público profundizando sobre cada tema antes de interpretarlo, traduciendo las letras más potentes e implicando a cada uno de los asistentes. Su guitarra intimista puso la piel de gallina.
Este primer disco en solitario, Hasiera bat, es más que un principio.
The Murder Capital

The Murder Capital es una banda irlandesa de post-punk, oscura e introspectiva, con temas intensos que enfocan la vulnerabilidad, la autorreflexión y la confusión emocional.
Entre tanta intensidad se olvidaron de la música y de los presentes que no lograban contener los bostezos.
Xoel López

El coruñés hizo vibrar a un público multigeneracional, entusiasmando incluso a los más escépticos, nutriendo de nuevos adeptos sus filas. Emocionó profundamente con cada acorde, con temas que transportan a otras dimensiones llenas de luz y calma, pero también de pura alegría y disfrute a la par. Porque la vida puede superar incluso las mayores fantasías de una conciencia serena y en paz. Y si lo dice Xoel, uno se lo cree y va a por ello. Nos invitó a bailar con el alma de oro, enamorándonos profundamente con su cadencia sin nombre ni lugar. Volvió a pasar. Solo contaba el directo, el momento, el aquí y el ahora. Inolvidable la noche que nos regaló, Mágica y eterna.
Sexy Zebras

Dejaron que pasara lo que tuviera que pasar y se desató la locura. Bravo por ellos. La banda madrileña, integrada desde 2020 por Gabriel Montes y los hermanos Luna, Jesús y José, llenó de Marisoles de todas las edades y géneros sus filas, donde sobrevolaban las pelucas fucsias junto con un cóctel de cebras y bananas. Aquello fue un fin de fiesta memorable. Aquí ganaron el amor y las ganas, nos dejamos de tonterías, porque es mucho más fácil amarse que odiarse, como clamamos en una única voz. Su rock alternativo e indie pop fue el colofón perfecto de un Ebrovisión para el recuerdo, merecedor de sus veinticinco años de trayectoria.
(c) Beatriz Rey, texto y fotos