A las afueras de Bilbao…
«¿Cómo es posible que estos chicos no hayan estado en el País Vasco?»
Las vacaciones sirven para despejarse, dar una vuelta por otros lares y recargar pilas tras el duro año de trabajo. Merecidas son, y vayamos más cerca o más lejos, la sensación de desconexión de la rutina es lo más importante. En eso estamos, y con permiso de mis compis alaveses y guipuzcoanos, una bilbaína sabe que, estés donde estés, todo son las afueras del Botxo, centro del mapamundi donde regresaremos tras los días de asueto.
Pues lo dicho, paseando por las afueras, respirando el bochorno veraniego que exhalan las calles tumultuosas del lugar, un sonido de guitarra, batería y bajo me llaman la atención en la calle 42. Veo público congregado alrededor de una banda callejera gozando, bailando, aplaudiendo y casi poniendo el tráfico en peligro y mi intuición profesional hace que me dirija hacia allí.
En cero coma me encuentro cantando, jaleando y moviendo los pies, grabando y ojiplática…y oídoplática también, si es que la palabra existe: ¿quiénes son estos chicos? ¿Cómo es posible que no les haya visto en algún famoso festival de nuestra tierra, qué hacen en las afueras? El cantante y guitarrista, Felipe Pavani, anuncia su página en un cartel buscando seguidores. Este chico que canta lo que quiere, con alma, con carisma, músico de calidad que lo mismo te da un agudo vocal que hace un solo de guitarra a la espalda; un batería que imprime una energía brutal, a pesar del calor; un bajista que lo mismo come pizza a la vez que te hace los coros y dibuja fácilmente la armonía con el instrumento derrochando buen rollo.
Además del amplio repertorio, son cercanos con el público, amables, reparten saludos y miradas cómplices, ánimo y energía. Increíblemente generosos, lo que da cuenta de los grandes músicos que son, no dudan en dejar las baquetas a algún espontáneo estudiante que le apetece tocar, cantantes improvisadas que quieren actuar…incluso cantantes conocidas por otros barrios pero que aquí no lo son se suman al espectáculo brutal de calidad. Así, en el anonimato, una actriz y cantante de musicales mejicana que pasaba por allí de incógnito se suma al micrófono (Andrea Villagrán Molina), y lo mismo que vino se va. El público disfruta sin saber a quien acaban de escuchar.
No hay más que ver lo que provocan: la plaza no es fácil, calle 42, lugar del mundo en constante movimiento donde el tiempo es oro, más bien dólares, y nadie se para para no perder ni un billete que ganar. Pues estos chicos, que se vinieron a la city a triunfar, bien se merecen ganar un billete al Centro, que ya sabemos dónde está.
P.D.:¡Disfruten de las vacaciones! Nos vemos a la vuelta.
Cuenta de IG, felipepavaniofficial
Página web, Felipe Pavani Music
(c) María Brodal, texto y vídeos