martes, julio 1, 2025
Arte

Fotografía, pasión y persistencia: tres décadas capturando historias

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¿Qué te inspiró a convertirte en fotógrafa y cómo comenzó tu carrera hace tres décadas?

Siempre tuve una gran pasión por capturar momentos y contar historias a través de la fotografía. Poder revivir una y otra vez esas imágenes me fascinaba. Hace aproximadamente 3 décadas la fotografía para mí era magia. Descubrimiento. Comencé experimentando con cámaras sencillas, aprendiendo las diferentes funciones y los diferentes estilos. Poco a poco esa pasión se convirtió en mi carrera y cada día me emociona más seguir ofreciendo mi trabajo. Cuando hago mis propios trabajos busco una perspectiva diferente del mundo.

¿Cómo ha evolucionado tu estilo fotográfico a lo largo de los años? ¿Qué cambios has notado en la industria de la fotografía?

A lo largo de estos años, mi estilo fotográfico ha evolucionado mucho. En los primeros inicios, me volcaba en buscar los detalles de las imágenes de cerca. Pero hoy en día, mi visión de la fotografía es más amplia. En una sola imagen quiero informar de todo aquello que ocurre y sucede a su alrededor. Me gusta contar historias profundas.

La fotografía se ha hecho más accesible y cada vez hay más gente haciendo fotos gracias a los móviles. Puedes guardar recuerdos. El problema es que la fotografía se ha transformado en una actividad artística con demasiados analfabetos. Todo vale.

¿Cómo manejas la presión de trabajar con clientes? ¿Qué cualidades consideras esenciales para construir una buena relación con ellos?

Se quiera o no trabajar con clientes y estar cara al público es todo un reto, pero creo que una actitud tranquila y profesional es lo principal. Cuando tengo delante un cliente, trato de escuchar sus expectativas, entender exactamente lo que busca. Puedo ofrecérselo, sí, pero teniendo en cuenta que yo desarrollo mi propio estilo, no el que el cliente quiera imponer. En cuanto a las cualidades esenciales para establecer una buena relación entre cliente y vendedor, la empatía, la paciencia y la honestidad son fundamentales.

¿Hay algún fotógrafo o artista que admires especialmente y que haya influido en tu trabajo?

Debo reconocer que Cristina García Rodero. Y he tenido la grandísima suerte de verla en una conferencia y disfrutar de sus trabajos. Fue la que me hizo decidir sobre cuál era la técnica de fotografía que más me gustaba.

Mi estilo fotográfico es fotoperiodismo y retrato.

Muchas personas cuando ven sus retratos en fotografía me comentan que he conseguido sacarles lo que realmente llevan dentro de sí mismos. Es un reto, puede serlo, pero para eso hace falta haber trabajado mucho con gente a la que has intentado llevar a tu terreno de la forma más sencilla. Se llama comunicación.

¿Qué metas o proyectos te gustaría alcanzar en el futuro de tu carrera como fotógrafa?

Estoy en un momento ya de mi carrera mirando al futuro para dedicar las 24 horas del día a realizar solamente mis fotografías. A un fotógrafo siempre le queda mucho por hacer. Y aún le seguirá quedando mucho en el tintero por llevar a cabo. Las metas ya las he conseguido. Estar 31 años en el sector de la fotografía, viendo cómo está esta profesión, para mí, después de las trabas con las que me he ido encontrando, es toda una victoria.

¿Puedes contarnos algún desafío que hayas enfrentado a lo largo de tu carrera y cómo lo superaste?

Para una fotógrafa profesional, cada trabajo es un reto. Como yo suelo decir, igual que los actores antes de salir escenario, nervios. Y autocontrol. Los nervios siempre están ahí y por muchos años que lleves, cada trabajo siempre te va a resultar nuevo. Gracias a la experiencia de tantos años, ya controlas las situaciones. Muchas veces los fotógrafos hablamos que nos encontramos con la mente en blanco, pero para eso están los métodos aprendidos a los que poder recurrir. A un archivo fotográfico que creas y mantienes, y a partir del cual, tus neuronas empiezan a funcionar como locas, y la imaginación y la técnica se unen para crear espectaculares imágenes.

Vitoria-Gasteiz tiene un paisaje y una cultura únicos. ¿Cómo influye la ciudad en tu trabajo y en las historias que decides contar a través de tus fotos?

Vitoria-Gasteiz, con su paisaje y cultura, ha tenido una influencia muy importante. Es una ciudad que ofrece una mezcla perfecta de historia, arquitectura y naturaleza, que me inspira muchas veces y otras me deja con las ganas de tener que volver porque no he encontrado ninguna inspiración. Pero eso es muy normal para un fotógrafo. Hoy puedes hacer increíbles fotos y mañana no hacer ninguna. Las ciudades son siempre cambiantes, por lo tanto, hoy voy a ver y mañana no. Y me tendré que ir a casa sin ninguna fotografía. Es algo que hay que aceptar. Yo lo suelo llamar dedo flojo y es posible que muchas de esas fotografías transmitan muy poco a aquella persona que las vea.

¿Qué consejos les darías a los fotógrafos jóvenes que recién empiezan en esta industria?

Muy sencillo. Primero que se formen y que empiecen desde abajo. Es decir, yendo como ayudantes. Aprender de alguien que sabe más que tú. Estar a su lado. Practicar mucho y encontrar tu propio estilo. Aprender técnica y composición, inspirarse en otros fotógrafos y su entorno. Ser auténtico y apasionado. Aprender siempre, aprender, nunca dejar de aprender y algo muy importante, nunca regalar una fotografía. Y eso es algo que hoy en día muchas personas, que están empezando, lo están haciendo y sin darse cuenta, lo que han perdido es un cliente y no van a ganar más clientes por regalar su trabajo.

A lo largo de los años, ¿has utilizado distintos tipos de equipo fotográfico? ¿Cómo ha sido esa transición del analógico al digital y ahora a la inteligencia artificial?

No me quedó más remedio que cambiar mis equipos cuando se pasó del analógico al digital. En esta vida, caminas o revientas. Lo bueno de hoy en día es que el analógico, entre la gente joven, está volviendo porque es mucho más divertido ver cómo surge una imagen en una hoja en blanco que verlo en una pantalla. Dejando de lado que esta actividad artística es infinita…

Cómo te comentaba antes, hubo que cambiar todo y reestructurar todo de nuevo. Pero es el día a día en cualquier profesión, en cualquier carrera. Ahora nos encontramos con la inteligencia artificial. Yo ya llevo 2 años trabajando con ella y debo reconocer que la primera vez que la utilicé mi sorpresa fue impresionante. Y no podía creer lo que estaba creando simplemente con un texto.

¿Alguna vez te encontraste en una situación difícil durante una sesión o un reportaje? ¿Cómo influyó estar detrás de la cámara en ese momento?

Para una fotógrafa profesional, cada trabajo es un reto. Ya lo he comentado antes. Los desafíos, por mucha experiencia que tengas, son siempre nuevos con cada trabajo que realizas. Los nervios, siempre van a estar ahí, pero con el paso del tiempo, se toma uno todo con mucha normalidad, aprendes a desarrollar la templanza y a tener más tranquilidad en el trabajo.

He tenido momentos en los que he pasado miedo. En los que he pasado angustia. Tristeza. Pero lo importante, es que hay que saber tener la mente en blanco. Hay muchas fotografías que no hubiera sacado. ¿Por qué? Muy sencillo, cuando tú estás detrás de una cámara, con tu ojo en el visor, que me gusta más que las nuevas cámaras de hoy en día, que tienes que mirar a través de la pantalla. Es en ese momento, cuando dejas de lado el pensamiento para transformarlo en creatividad e intentar informar, transmitir, y divulgar todo lo que tú estás recibiendo en ese instante.

Hace unos años realicé un reportaje sobre la matanza del cerdo. Si yo no hubiera estado detrás de mi cámara, me hubiera sido imposible realizarlo. Y como eso, otras tantas fotografías. Pero mi misión es reflejar, con imágenes, todo aquello que me guste o no, es la vida.

IG de Angosto Sagarna

(c) Raquel Aguilar Díaz, entrevista; Angosto Sagarna, fotografía

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