Ebrovisión 2024: No, no es el fin del mundo
EBROVISIÓN 2024 (Miranda de Ebro). 6 y 7 de septiembre de 2024
Esta cita nos ha brindado una fusión de rock, indie, techno, grunge, pop y música de violines; hemos gozado en las trincheras de la música con bandas amigas, bandas consagradas, bandas unidas, en colaboración con grupos emergentes. Pasado y futuro fusionándose en un presente perfecto, con grupos que nos regalaron noches eternas, en las que nos abrigamos del frío de este no verano, cobijados por el calor de los acordes, en escenarios imposibles de olvidar. Nos recordaron que no, no es el fin del mundo. Porque la música, cura.
La Paloma (06/09, a las 19:10), desde una terraza de Bravo Murillo, estuvo persiguiendo a la esperanza y la encontró en los corazones de Ebrovisión porque un festival siempre es casa, un festival es un hogar para todos, es ese lugar seguro donde nada puede salir mal, es la experiencia que te llevas año tras año, sacándote una sonrisa al recordarla, como a los buenos amantes. Efectivamente, todavía no, no es el fin del mundo. Porque se crean himnos intergeneracionales, porque suenan las guitarras y las baterías y las voces. Porque el indie, cura.
Cala Vento (06/09, 20:05) construyó su casa linda en esta cita, reafirmando la simbiosis entre hogar y música, conquistó su plaza enamorándonos a todos, nos hizo creer que hoy es un gran día, porque bailando sus temas no puede ser de otra manera; soñamos que habíamos encontrado nuestro lugar y vivimos, una vez más, el mejor momento de nuestra vida. Estuvimos en manga corta a muy pocos grados, obviando el frío, al calor de los versos y los acordes, coreando canciones que hemos hecho nuestras. Lo tuvimos todo, nos quedamos con todo en esta primera parte del recorrido de nuestra maratón de música, con la que sellamos el final de un verano legendario. Nos regalaron un concierto poderoso, con sus voces envolventes, recordándonos que todo está fetén, abrazamos lo que nos hace felices y supimos que no, que no es el fin del mundo, que sí, que la vida, los amigos, las bandas, los veranos, son fugaces, pero deberían ser eternos. En nuestra mano está hacer lo breve, intenso. Porque el indie, también cura.
Iván Ferreiro (06/09, 22:05), nuestro chico maravilla de la escena español, fue cómplice a uno y otro lado del escenario, creando un ambiente mágico, en un directo potente que nos conquistó a todos nada más salir a escena, creando una fiesta en la que unimos muchos trozos y de cientos hicimos una unidad, salvamos nuestros abismos, mientras coreábamos sus versos hechos letras, sus letras hechas himnos. Nos hizo sitio en su trinchera pop, acunándonos con su voz grave y profunda, nos emocionó mientras buceábamos en sus reflexiones, en sus conciertos siempre diferentes, con esa pincelada especial que hace de cada interpretación algo único. Insistió en que no, no es el fin del mundo. Porque el pop-indie-rock, también cura.
Voces como la de Delaporte (sábado 07/09, 01:40), quien, desde su puesta en escena caleidoscópica, celebraba con fuerza los triunfos y el aprendizaje de los fracasos que nos llevan a brillar, recordándonos que los malos momentos, son sólo eso, momentos, que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante. Levantó a un público aterido por el frío, maldiciendo al que no hiciese mover su suelo, se proclamó ángel caído, corrió tras los lobos y marcó un aquí y ahora, recordándonos sabiamente que el futuro es hoy. Este dúo potentísimo estuvo maravillosamente arropado con la batería y la guitarra. Nos liberaron de cargas sobrevaloradas, nos hicieron revivir a una hora difícil, en la que el frío y las horas intensas acumuladas empezaban a hacer mella, nos llevaron de la mano por su jardín, en un viaje vibrante e inolvidable. Porque no, no es el fin del mundo. Porque el techno, también cura.
Amor a Macedonia (Maika Makovski, 07/09, 20:05) a las lluvias y el viento del norte, voces que añoran el mar, a los amigos y los lugares seguros que quedaron por el camino, nos dejamos mecer por los violines, que acompasaban su voz dulcísima. Artista multidisciplinar, aseguró risueña que había concebido un concierto que no pudiese encajar en un festival, pero se aferró a la mano de un público que la reclamaba, completando un rompecabezas ecléctico en el que la calidad siempre tiene lugar. Sus letras hablan de nostalgias, de dolores que pesan, de esas pequeñas grandes cargas que implica estar vivo, lúcido y sentir. Pero también nos enseñó a despegar para recuperar fuerzas, a despegar y a soñar. Porque no, no es el fin del mundo. Porque su maravilloso cóctel de estilos, a los que es fiel, ama y domina por igual y con maestría, también cura.
Mikel Erentxun (07/09, 22:05), con la colaboración de Repion, guitarra cuya generosidad hizo doblete, y las delicias de todos con su voz, nos hizo vibrar con acordes contundentes en un directo potente, de los que marcan ese rincón que el alma siempre reserva para la música. Los amigos se abrazaban fuera y dentro de los escenarios, estrechando los lazos de siempre con los creados a pie de bafle y en las barras, haciendo coros y bailando como si no hubiese un mañana. Regresamos a la infancia y volvimos al presente, en un baile infinito de palmas, que unió a todas las generaciones, brillando a la luz de las farolas, buscándonos por una calle de Paris y reuniéndonos a todos en septiembre. Porque, como clamaban todas las bandas, al final de esa hora que siempre se nos quedaba corta, no, no es el fin del mundo. Porque el pop-rock, también cura.
Arde Bogotá (07/09, 23:40), no nos permitió arder en nuestros infiernos, porque ellos también bramaron que no, no es el fin del mundo. Cabalgamos con este cuarteto fascinante por la A3, aullamos junto a los perros y explotamos juntos entre versos, besos y animales, hasta encontrar la salvación, culminando así una noche épica, con un directo joya, grabado para siempre en nuestro imaginario musical. Porque no, no es el fin del mundo. Porque la música es casa, es el lugar seguro al que siempre vuelves, donde pasado y presente, siempre están bien. Donde se atisba, incluso, un destello de luz en el que nos gusta creer, llamado futuro, que también puede ser refugio.
Pequeño vídeo resumen de algunas de las actuaciones de esta edición 2024 del Ebrovisión.
(c) Beatriz Rey, texto, vídeo y fotos; LuisÁn Ortiz, edición vídeo