jueves, noviembre 21, 2024
Arte

Entrevista: Aitor Castañeda

Bienvenido Aitor a CulturaBAI.

Ilustrador titulado por la ID·arte y doctor en comunicación social en la UPV. ¿Cómo te dio por pasar de la ilustración a esta rama?

En realidad fue un proceso bastante natural para mí. Comencé la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas en la UPV/EHU (Campus de Leioa) en el curso 2005-06, con objeto de formarme precisamente en eso en que me había matriculado —venía de un bachillerato de arte, y deseaba encajar mi habilidad como dibujante y/o diseñador en un mercado que me parecía interesante. 

No encontré apenas nada de eso en aquel curso —teníamos asignaturas tremendamente variopintas, y pocas tenían que ver con la publicidad—. Picado por el gusanillo de dedicarme a las Bellas Artes, y como la única posibilidad de hacerlo era a través de la UPV —cuya facultad de arte no me inspiraba confianza—, decidí cursar una FP de Ilustración en la entonces Escuela de Arte y Superior de Diseño de Vitoria-Gasteiz —hoy ID·arte. 

Ya tenía referencias de aquel ciclo desde mi época de la ESO; era una de mis posibilidades: ir a la universidad, o cursar aquel grado. Motivado por mis notas fui a la carrera, pero luego me di cuenta de que debía hacer esa FP. Fueron dos años estupendos; aprendí muchísimo, adquirí una habilidad en artes manuales y en diseño por ordenador que por supuesto no tenía, e incluso aprendí algo de animación 3D —de hecho, realicé las prácticas en un estudio vitoriano de animación, Silverspace, ya extinto.

Una vez acabado este proceso, mi padre me propuso volver a la carrera. Dejé aprobado el primer curso de Publicidad, y siendo algo más mayor y habiendo matado el gusanillo artístico, me vi con fuerza suficiente para enfrentarme de nuevo a la carrera, esta vez sí, con muchos mejores resultados. Tal fue así, que en tercero me entró la idea de que quizá sirviese para enseñar —yo daba clases de iniciación a la práctica artística en Vitoria, y me encantaba exponer mis proyectos en clase, cuando nos lo pedían. 

Así, me animé a aplicarme a una beca de investigación al final de la carrera, presentando al Gobierno vasco un proyecto de tesis… ¡Sobre humor gráfico! ¡Y me la dieron! Era diciembre del 2012. En enero de 2013 era ya un investigador más de mi facultad, con sueldo de becario, y en septiembre de 2017 defendí mi tesis sobre el dibujante vasco Anton Olariaga y su producción humorística en plena transición española. Ya estaba dando clases como sustituto desde el 2016, y como me iba bien, seguí… Hasta hoy. 

Cuando estudiaste ilustración, ¿en algún momento te planteaste que algunas de tus viñetas serían publicadas en revistas y medios como el TMEO?

Era muy soñador; uno de mis objetivos era publicar en El Jueves, que por entonces lo leía mucho. Probablemente no me lo creía, pero disfrutaba pensando en ello. Era una época donde, más que los fines, disfrutaba con lo que hacía, del proceso.

Y ahora además de doctor, docente en la UPV. Háblanos de ello.

Es un trabajo muy gratificante. Sin embargo, es muy, muy difícil entrar; hay que hacer méritos, como publicaciones académicas en revistas de prestigio, y aprender a hacerlo cuesta —en verdad, se parece mucho al oficio de ilustrador—. Una vez lo logras, algún departamento debe ofrecerte horas de clase, y eso solo se consigue compitiendo en listas internas de sustitución; si lo consigues, empiezas con contratos poco estables y mal pagados —no es lo mismo un contrato de jornada parcial o completa—, y en medio está la tesis… Es una carrera de fondo. Eso sí: si te place enseñar, y das con un objeto que te guste investigar, es un trabajo que enorme remuneración. No te vas a «forrar», pero vas a progresar y vas a hacer progresar a muchos. Esta última es la mejor parte; ver cómo hay jóvenes que se interesan por lo que les explicas, y les ves poniendo interés por ello. 

¿Sigues dibujando?

Por supuesto. Eso es algo que no se puede dejar. Como espóiler, te diré que una compañera y yo estamos diseñando un decálogo para uso universitario —aún no te voy a decir de qué—, y las ilustraciones las estoy haciendo yo. ¡Y a mano! Uso acuarela y técnicas mixtas a ordenador. Nada de IA. Nos está encantando. 

¿Dirías que a nivel personal, prevalece más tu faceta como artista o como docente?

Cuando oposité a la plaza de profesor contratado (fijo), presenté mi currículum diciendo que soy «un dibujante venido a periodista» —desde 2019 soy miembro del Departamento de Periodismo—. Se puede decir que no concibo una cosa sin la otra; llegué a profesor a través del dibujo, y sobre ello va casi todo lo que publico: el humor gráfico como género periodístico de opinión, como transmisor de ideas políticas, como fuente de conflicto… Hay muchísimo que contar. Eventualmente he estudiado la infografía y sus aplicaciones periodísticas… Creo que no sabría estudiar otra cosa. Por supuesto, si en una clase viene a cuento hablar de las cosas que descubro, ahí que van. 

Tus viñetas en el perfil @H28 tienen mucho contenido humorístico – político, ¿cómo te dio por ahí? son superdivertidas, por cierto.

¡Gracias! En verdad, el humor político es lo que más me gusta. Soy un sátiro desde adolescente; casi todo lo que dibujaba tenía esa línea caricaturesca —con un mucho menor conocimiento de la actualidad, claro. 

Tengo entendido que hay una relación entre arte y melancolía; los artistas tienen un mundo interior bello, que no se corresponde con cómo este se nos suele presentar, lleno de imperfecciones… Una manera de sortearlas es reírse de ellas, y a veces, ridiculizarlas. Ahí se abre el conflicto: ¿Tiene límites el humor? ¿Es lo mismo humor que sátira? Esto ya es filosofía. Lo cierto es que una viñeta a veces gana más adeptos a una idea a través de su lenguaje que un texto muy serio y vestido —fíjate si no el éxito de los memes; parafraseando a Delia Rodríguez, se puede decir que vivimos una «memecracia».

H28 —acrónimo de hilak 28 [28 del mes]— fue una revista satírica en euskera, que un grupo de dibujantes profesionales vascos —españoles y franceses— lanzaron en el 2015 tras los atentados de Charlie Hebdo. Su objetivo era financiarla con crowfounding y sacarla impresa el día 28 de cada mes, cosa que no consiguieron, y tras un parón en el 2017, decidieron volcar sus viñetas a las redes sociales en el 2020 —pleno año de la pandemia, puedes imaginar la de chistes que salieron. 

Yo no soy profesional —no vivo de ello—, pero tenían la puerta abierta a todo material que se les enviase en clase vasca, y lo publicaban. En ello anduve yo, con casi a viñeta por mes, hasta que en enero de 2023, dejaron de hacerlo —no sé por qué—. Ahora, todo lo que hago va a mis redes, y traducido al euskera al portal ZuZeu, donde además generan debate. 

Háblanos de algún proyecto personal que hayas hecho hasta ahora, sea importante para ti y te apetezca compartir con los lectores de CulturaBAI.

Pues de los presentes, la sorpresa de la que te hablaba en la pregunta 4, y desde luego mi primer fanzine con amigos de Irún, mi localidad natal, de nombre Poker Face, que sacamos en el 2003. El ayuntamiento nos dio unos fondos para publicarlo, e incluso le hicimos una presentación en la ciudad. A día de hoy parece poca cosa, pero para la edad que tenía entonces era un hit, y desde luego lo recuerdo con cariño.

He tenido la gran suerte de compartir exposición contigo alguna vez, ¿has colgado tu obra recientemente en algún local?

No… Mi plan es colgar algunas de ellas en una casa que estoy comprando, cuando ya me dejen entrar —la parte decorativa va a ser muy personal—. La última obra que he expuesto ha sido como comisario de otro artista en marzo del 2018: la obra infográfica de Jordi Català, Del Cúter a las Redes, que contiene sus mejores infografías desde que se hacían mano, y cuya muestra puede ojearse en su portafolio jordicatalainfographics.com. Expusimos sus obras en la Biblioteca del Campus de Bizkaia, en Leioa, y además impartió una clase magistral para alumnos. Una gozada.

Por motivos laborales y personales ahora resides en Leioa, pero sabemos que tienes mucho vínculo con nuestra Gasteiz…

Sí; mi padre cambió de trabajo en el 2003, y nos mudamos de Irún a Vitoria. Acabé en Gasteiz el bachillerato, y luego me fui a estudiar a Leioa, para luego volver a la FP. ¡Cuatro cursos cambiando de compañeros!

Dinos dónde podemos encontrarte.

De ordinario estoy siempre en mi despacho, que es donde Amazon me envía todo lo que pido. Cualquiera me puede encontrar a casi cualquier hora en Leioa, Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación. Mi despacho es fácil de identificar: algunos de mis trabajos de la época de ID·arte están allí.

Cuenta en IG, aitorcastaneda

Página web, aitorcastaneda.info

(c) Raquel Aguilar Díaz, entrevista; Aitor Castaneda, fotos

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