Amarguras solitarias
Esta exposición de la artista navarra Paula Huarte, trata de ser una exploración de sensaciones desde nuestra propia intimidad. Cada figura cuenta una historia que nos sumerge en una sensación de soledad que sólo la propia creadora reconoce, porque «Lágrimas de cocodrilo» enlaza sueños, sentimientos y estados de ánimo; se puede reconocer a la propia artista en cada una de estas obras, pero es mucho más, Paula Huarte se ha desnudado, metafóricamente hablando, ha regalado su intimidad a la colectividad, indagando sobre lo que nos duele y dando un punto de reflexión a la sociedad.
Casi todas sus figuras están durmiendo o simplemente tienen sus ojos cerrados. En ese letargo, nos damos cuenta que las figuras no se olvidan de sus movimientos como imagen del principio de su arte; cada personaje de esta historia tiene sus propias aventuras y desventuras y puede que el visitante se sienta identificado, porque esta muestra plantea problemas universales; así nos olvidamos del sexo de esos personajes; el masculino y el femenino es un pasado lejano pero a la vez nos acerca a una realidad disparate donde tenemos miedo de lo que no existe físicamente pero sí en nuestra imaginación.
El visitante que se atreve a sentir estas «Lágrimas de cocodrilo», del 12 de Julio al 15 de Septiembre, se zambulle en las vidas cerradas, lo que es una intimidad del movimiento, podemos deleitarnos con un vídeo en el que vemos a los personajes dormidos que empiezan a despertarse y a moverse para encontrar algo de luz en esa oscuridad, así no es sólo la propia retrospectiva de lo que nos amenaza, porque también puede ser que este trabajo nos de algunas pistas para conocernos fuera del ámbito social.
Existe una simbiosis entre visitante y obra, puede ser que las figuras empiecen a adueñarse de las soledades de su público sintiendo parte de su pena o toda entera; pero, lo que «Lágrimas de cocodrilo» oculta es cómo han llegado a sentirse así los protagonistas, qué hechos han vivido para que quieran renacer en otro personaje; esta exposición se la puede ver también como el planteamiento del relato clásico: presentación, nudo y desenlace, porque su última pieza es una imagen más salvadora que las primeras. Vemos que todo tiene solución porque ningún problema es tan grave para ser un problema; aquí existen varias visiones de cómo plantearse la soledad dentro de una tristeza universal.
Paula Huarte, al final, se enseña a si misma, o todas las representaciones son ella misma, depende de cómo te atrevas a sentirla, sus cerámicas nos transportan hacia parte de su mundo, donde ella sólo tiene la llave para comprenderlas, pero su verdadera genialidad está en que dentro de esa tristeza, dentro de nuestras añoranzas se puede buscar una felicidad, aprendemos una nueva forma de mirar y de mirarnos a nosotros mismos.
Cuenta de IG, paula_huarte
(c) Jorge Girbau Bustos, texto y fotos