miércoles, junio 25, 2025
Salud

¿Es necesario hacerse una analítica al año?

A nadie se le pasaría por la cabeza vivir en la misma casa durante más de 80 años sin hacerle una sola revisión ni llevar a cabo alguna pequeña chapucilla. Imagina no mirar jamás la caldera, no darles una mano de pintura a las paredes, ignorar la instalación del gas o fingir que esas tuberías que suenan raro se arreglarán solas. De la misma manera, tampoco llamamos al técnico de la lavadora cada seis meses por si acaso se nos estropea el programa de centrifugado.

Pues bien, nuestro cuerpo es ese hogar infinitamente más sofisticado y complejo que, si sabemos mantener adecuadamente, nos proporcionará mejores experiencias que cualquier mansión con vistas al mar. Por eso, y porque queremos disfrutar de él muchos años (a ser posible, sin goteras), merece una atención especial. Lo cual también incluye no llenarlo de técnicos y pruebas innecesarias ante el más mínimo crujido.

Conocer al médico de cabecera al menos una vez después de cumplir los 35 es como tener una reunión con tu jefe de obra: ayuda a saber cómo está la estructura de tu casa y te aconseja sobre lo que debes y no debes hacer para un mantenimiento óptimo de tus instalaciones, algo que no pueden sustituir las visitas a Urgencias ni a otros especialistas como traumatólogos o digestólogos. El médico de atención primaria es mucho más que un coordinador de gremios: se ha formado para tener una visión global de tu edificio unipersonal y puede evitar pruebas duplicadas, derrumbe de tabiques de carga o prescripción de medicamentos que arreglan el tejado pero se olvidan del garaje.

Así que, olvida las obras masivas por el momento (un pequeño arreglo a tiempo te ahorra una reforma integral en el futuro) y acompáñame en esta inspección técnica del edificio de tu vida, una guía práctica y sin alarmismos para saber qué revisiones tocan en cada década a partir de la treintena.


Los cimientos (30-39 años):

Estás en la flor de la vida, pero comienzas a notar que las resacas duran más que a los veinte años… Tu casa sigue siendo muy pintona, aunque ya no se considere “obra nueva”. Metabólicamente hablando, la estructura es sólida, pero nunca viene mal un informe detallado del estado global del inmueble.

Es aquí donde entra en escena una prevención mínima pero con resultados óptimos. Hablamos de controlar los tres sistemas clave de la vivienda: la fontanería (presión arterial), los muros (colesterol) y la energía o calefacción (azúcar en sangre). Además, las mujeres deberán realizarse una citología cada 3 años para prevenir el cáncer de cuello de útero.

Según el PAPPS (Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud), que es la guía de referencia para establecer qué actividades preventivas son realmente efectivas, estas serían las recomendaciones para esta década. 

Pruebas recomendadas entre los 30-39 años

  • Control de tensión arterial: Cada 3-5 años si el riesgo es bajo.
  • Medición de IMC (Índice de Masa Corporal): Al menos cada 2 años.
  • Colesterol total y perfil lipídico: Se recomienda un cribado a partir de los 18 años, repitiéndolo como mínimo cada 4 años.
  • Glucosa basal: A partir de los 35 años en personas con sobrepeso u obesidad, hipertensión o antecedentes familiares de diabetes, cada 3 años.
  • Citología cervical (prueba del Papiloma): En mujeres, cada 3 años desde los 25 años hasta los 34 años.
  • Valoración del consumo de tabaco y alcohol: Anualmente.
  • Vacunaciones recomendadas: Actualización del calendario, prestando especial atención a la pauta de Tétanos-Difteria (Td/dTpa), Triple Vírica si no se ha recibido y se nació después de 1978, y VPH si no se ha vacunado previamente.

Pruebas no recomendadas o desaconsejadas:

  • Mamografía (excepto casos de alto riesgo específico).
  • PSA (Antígeno específico prostático) en hombres sin síntomas ni factores de riesgo especiales.
  • Densitometría ósea (salvo casos clínicos específicos de alto riesgo).

Mantenimiento (40-49 años)

En esta década no hay grandes variaciones con respecto a la anterior. Se hace hincapié en evitar tabaco y alcohol y en llevar una dieta saludable. A partir de los 40, eso sí, el cálculo del riesgo cardiovascular con la escala SCORE2 (calculadora que utiliza factores como la edad, el sexo, el tabaquismo, la presión arterial y el colesterol para preveer el riesgo de infarto o ictus) se vuelve una prioridad.

E n las revisiones para mujeres, en cambio, sí que hay algún cambio a tener en cuenta. La citología se recomienda cada 5 años si se realiza conjuntamente con la prueba del VPH (Virus del Papiloma Humano). La mamografía, por otro lado, no está recomendada de forma general en este grupo de edad. El PAPPS considera que la evidencia es controvertida y los posibles daños (sobrediagnóstico) podrían superar los beneficios, por lo que se desaconseja hasta los 50 años, salvo en casos de muy alto riesgo individual.

En resumen:

Pruebas necesarias y recomendadas entre los 40-49:

  • Control tensión arterial: Anual a partir de los 40 años.
  • Cálculo del Riesgo Cardiovascular (SCORE2): Cada 5 años.
  • Perfil lipídico completo: Cada 4 años como mínimo.
  • Glucosa basal o HbA1c: Cada 3 años en sujetos con factores de riesgo o sobrepeso.
  • Citología cervical (mujeres): Cada 5 años entre 35 y 65 años si se realiza conjuntamente con prueba de VPH.
  • Valoración de tabaco y alcohol: Anualmente.
  • Consejo sobre ejercicio físico, alimentación saludable y prevención cardiovascular: Anualmente.
  • Actualización vacunas: Según edad y calendario oficial.

Pruebas no recomendadas o desaconsejadas:

  • Mamografía (mujeres): No recomendada de forma general en este grupo de edad (recomendación débil en contra).
  • PSA en hombres sanos sin antecedentes ni síntomas sugestivos.
  • Densitometría ósea (salvo factores específicos de alto riesgo)

Una revisión en profundidad (50-59 años):

Si en los veinte años anteriores tocó una evaluación de los planos generales, esta es la década de la Inspección Técnica del Edificio (ITE) a fondo. La casa ha acumulado uso y es hora de usar herramientas de diagnóstico que miran la parte interior de algunos muros.

Sí, estamos hablando de la detección precoz del cáncer colorrectal. La buena noticia es que se puede curar en el 90% de los casos si se detecta en fases tempranas. Por eso es tan importante no pasar por alto el test de sangre oculta en heces cada 2 años, desde los 50 hasta los 74. Es una prueba sencilla e indolora que puede evitar un gran disgusto. En caso de resultar positiva, eso sí, conllevará una colonoscopia. Esta última prueba, pese a su mala fama, se realiza habitualmente bajo sedación y puede ser diagnóstica y terapéutica a la vez cuando es posible retirar algún pólipo sospechoso, por lo que compensa con creces las molestias.

Para las mujeres llega la mamografía bianual a partir de los 50 años hasta los 69, esta vez de forma sistemática. Sí, te espachurran la mama como si fuesen a hacer una tortita de maíz. Pero la evidencia científica estima que reduce el riesgo de morir por cáncer de mama.

¿Y la densitometría ósea? Hace años estuvo de moda, pero no se recomienda de forma universal porque el objetivo no es encontrar una densidad ósea baja, sino prevenir fracturas en personas con riesgo realmente elevado. Los médicos de cabecera utilizan herramientas de cálculo de riesgo que evitan el sobrediagnóstico y el sobretratamiento.

Por último, pero no menos importante, los controles cardiovasculares (tensión, colesterol, glucosa y peso) siguen siendo un pilar fundamental para mantener el edificio estable.

Por tanto, en la década de los 50, esto es lo que dice el PAPPS:

Pruebas recomendadas entre los 50-59 años:

  • Control tensión arterial: Anual.
  • Colesterol y perfil lipídico completo: Cada 4 años o menos según riesgo.
  • Glucosa/HbA1c: Cada 3 años o menos según factores de riesgo.
  • Cribado cáncer colorrectal: Test de sangre oculta en heces bienal (cada 2 años) desde los 50 años.
  • Mamografía (mujeres): Cada 2 años entre los 50 y 69 años, pudiendo llegar hasta los 74.
  • Citología cervical (mujeres): Cada 5 años (hasta los 65) junto con prueba VPH.
  • Consejo en hábitos saludables.

Pruebas no recomendadas o desaconsejadas:

  • PSA rutinario (la recomendación es la decisión compartida entre 55-69 años).
  • Densitometría ósea general salvo mujeres postmenopáusicas con factores de riesgo específicos.

Cuidado de los espacios habitables (60-69 años):

Ahora el objetivo es disfrutar de cada estancia con la máxima comodidad y seguridad. La medicina preventiva a esta edad se vuelve aún más personalizada.

Continúa el test de sangre oculta en heces y las mamografías hasta los 69 años. La vacuna contra la gripe anual es recomendable, así como la del COVID. A partir de los 65 años, se suman nuevas vacunas clave: la del neumococo (generalmente una sola vez en la vida) y la del Herpes Zóster (dos dosis), además de una dosis de recuerdo de la vacuna de Tétanos-Difteria. (Si quieres saber más, puedes consultar mi artículo sobre las vacunas en:https://culturabai.es/vacunas-el-ejercito-invisible/ ).

No está de más tampoco revisar si la instalación eléctrica de tu corazón funciona correctamente; por eso, a partir de los 65 años, tu médico puede proponerte un electrocardiograma de forma oportunista para buscar arritmias como la fibrilación auricular.

Con respecto a la domótica o el sistema inteligente de tu casa, NO se recomienda realizar pruebas cognitivas (es decir, cómo andamos de memoria, capacidad para manejar dinero, teléfono, etc.) de forma sistemática en mayores de 65 años asintomáticos.

Si eres varón y has fumado alguna vez, puede ser recomendable realizar una ecografía abdominal única entre los 65 y 75 años para descartar aneurismas de aorta abdominal.

Pruebas recomendadas entre los 60 y 69 años:

  • Control tensión arterial: Anual.
  • Colesterol y perfil lipídico completo: Individualizar según riesgo.
  • Glucosa/HbA1c: Cada 3 años o menos.
  • Cribado cáncer colorrectal: Sangre oculta en heces cada 2 años.
  • Mamografía (mujeres): Cada 2 años hasta los 69 años.
  • Vacunación: Gripe y COVID (anual), Neumococo (a partir de los 65), Herpes Zóster (a partir de los 65), y recuerdo de Tétanos-Difteria (a los 65).
  • Electrocardiograma: Oportunista (visita por otro motivo) partir de los 65 años.

Pruebas no recomendadas o desaconsejadas:

  • PSA rutinario (continuar con decisión compartida hasta los 69).
  • Citología cervical: puede suspenderse a partir de los 65 años si las anteriores han sido normales.

Solidez comprobada que hay que mantener (70-79 años):

Si has llegado hasta aquí siguiendo los consejos, ¡enhorabuena! Eres el orgulloso propietario de una vivienda bien conservada. Es posible que no hayas seguido ninguno de los consejos que has leído hasta ahora y digas: ¿para qué? ¡No vaya a ser que me encuentren algo! Es un razonamiento muy lógico. Pero piensa que, si la sigues cuidando, a tu casa todavía le quedan muchos años para darte alegrías y una buena vida. Por el contrario, cerrar los los ojos ante las revisiones puede hacer que ciertas goteras empeoren y te den la lata más de la cuenta.

Por tanto, eliminado el riesgo de muchas patologías a estas alturas, sigue siendo recomendable hacerse una analítica para comprobar que la glucosa y las grasas están en su sitio, vigilar la tensión y vacunarse anualmente de la gripe y el COVID. 

Además, ¡estás de suerte! Puedes decirles adiós para siempre a las mamografías a partir de los 70-74 años, y a la prueba de sangre en heces a partir de los 74. Por el contrario, si nunca te has hecho un electrocardiograma, ya va siendo hora de mirar cómo funciona tu corazón con esta prueba indolora y fiable.

Pruebas recomendadas entre los 70-79 años:

  • Control tensión arterial: Anual.
  • Glucosa/HbA1c: Individualizar según esperanza de vida y estado de salud.
  • Electrocardiograma : considerar un cribado sistemático de la fibrilación auricular con electrocardiograma a partir de los 75 años.
  • Vacuna antigripal y COVID: Anual.
  • Vacunación frente al neumococo y Herpes Zóster: Solo si aún no se han administrado.
  • Cribado cáncer colorrectal: Continuar con sangre oculta en heces cada 2 años hasta los 74 años.
  • Mamografía (mujeres): Continuar cada 2 años hasta los 74 años.
  • Valoración del riesgo de caídas y fragilidad: Anual.

Pruebas no recomendadas o desaconsejadas:

  • PSA rutinario: Fuerte recomendación en contra a partir de los 70 años.
  • Citología cervical si previamente han sido normales.

Una vivienda con solera (80 años en adelante):

Alcanzar los 80 años es habitar una casa con una historia rica y unos cimientos que han resistido el paso del tiempo. El foco de la prevención se desplaza definitivamente hacia el bienestar y la funcionalidad del día a día. Más que buscar problemas ocultos con pruebas exhaustivas, se trata de gestionar la salud existente de la forma más sencilla y beneficiosa posible. Es la era de la “deprescripción“: revisar la medicación para eliminar lo que ya no es necesario y asegurar que los tratamientos aportan más beneficios que cargas. El cuidado se centra en la nutrición, la hidratación, la movilidad segura y, sobre todo, en mantener las conexiones sociales que llenan de vida las estancias.

Aquí, el mejor plan de mantenimiento es el que se pacta con el médico de cabecera, priorizando siempre lo que te permite disfrutar de tu hogar con la mayor autonomía y alegría posible. El mejor consejo médico es… ¡que trates de ser lo más feliz que puedas!


Conclusiones para un mantenimiento exitoso de tu hogar andante a lo largo de la vida

Como ves, cuidar de tu casa década a década no es una reforma estresante y llena de derramas, sino un plan de mantenimiento inteligente. Estas inspecciones no son sentencias, sino herramientas para conseguir una mejor calidad de vida.

Habla con tu médico. Conviértelo en tu jefe de obra de confianza, sin olvidar que el arquitecto principal de tu hogar (y responsable de su cuidado) eres tú. Juntos, podéis decidir qué reformas son las adecuadas para ti, cuándo y de qué manera. Algunas de las recomendaciones que se han mencionado aquí pueden variar en función de tu Comunidad Autónoma. Pero siempre al final, el objetivo no es solo que la casa siga en pie, sino que sea un hogar confortable, funcional y lleno de vida donde apetezca estar. 

Y eso, queridas lectoras y lectores, es mucho más gratificante que tener un chalet adosado con piscina que por dentro sea una ruina.


Bibliografía

*** Un agradecimiento especial a la Dra. Beatriz Corzo Domínguez, médico especialista en Atención Primaria (ZBS Navarrete – La Rioja) por su inestimable ayuda en la revisión de este artículo. ***

(c) Nuria Chicote, texto y fotografias

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