Mendizorrotza tiene sabor: Emanuel Aquino y el verano que sabe a Caribe y pintxo

En plena temporada estival, entre chapuzones, crema solar y planes de terraza, hay un nombre que resuena con fuerza en Mendizorrotza: Emanuel Aquino. Dominicano afincado en Vitoria-Gasteiz desde 2012, Emanuel es el nuevo propietario del Bar Cafetería Mendi, ubicado junto a las piscinas. Y lo suyo es un fenómeno: no hay quien pase por allí y no lo vea atendiendo personalmente, con la sonrisa que le caracteriza y una energía que contagia.
Aquel que estudió odontología y luego hostelería en su país, acabó encontrando su verdadera vocación en el corazón del País Vasco, tras años trabajando como camarero. Hoy, el Bar Mendi es un éxito rotundo, un lugar que huele a bocata recién hecho y sabe a Caribe con esencia vasca. Charlar con Emanuel es como sentarse a tomar algo al sol: una conversación cálida, directa y llena de sabor.
CB: Emanuel, pasaste de estudiar odontología a servir sonrisas en forma de cafés, pintxos y bocatas. ¿Cómo fue ese cambio de rumbo?
Emanuel: La verdad, fue un cambio que nunca pensé que ocurriría, pero sucedió. Y sin darme cuenta, ya estaba sirviendo sonrisas en forma de café, como dices tú 😂💪. Fue un cambio grande, pero siempre me ha gustado hacer sentir bien a las personas, y se me hizo fácil.
CB: El Bar Cafetería Mendi se ha convertido en el epicentro del verano vitoriano. ¿Cuál es tu fórmula para que la gente venga con tanta alegría?
Emanuel: Tratar bien a la gente, ofrecer siempre lo que quieren —o lo que esperan del bar— y atenderles con una buena sonrisa. Eso nunca falla.
CB: De camarero en el centro a propietario de tu propio negocio. ¿Qué fue lo que te dio el empujón para lanzarte a esta aventura?
Emanuel: Se me presentó la oportunidad, y sabía que estaba listo después de haber trabajado nueve años como camarero. Me lancé a por todas con muchísima ilusión y muchas ganas.
CB: ¿Qué ha sido lo más divertido o inesperado que te ha pasado desde que abriste el Mendi?
Emanuel: Lo más inesperado es que no me imaginaba que la gente iba a acoger tan bien el bar. Ha sido una sorpresa muy bonita.
CB: ¿Qué crees que aportas tú, como dominicano, a la hostelería vasca? ¿Qué es lo que más te enamora de esta cultura?
Emanuel: El sabor y el amor caribeño. Y lo que más me gusta de esta cultura es su gastronomía, sus pintxos y sus tradiciones. ¡Es una mezcla que engancha!
CB: Dicen que la terraza del Mendi es como la segunda piscina de Mendizorrotza. ¿Cuál es el plato o bebida estrella que refresca más que un chapuzón?
Emanuel: Una cerveza bien fría, acompañada de un buen bocata de pollo con pimientos. Y para los peques, un granizado bien fresquito. ¡Imposible fallar!
CB: ¿Qué es lo más duro de ser tu propio jefe en verano? Porque con la piscina llena, seguro que descanso… poco.
Emanuel: Pues eso, que estoy metido todo el día en el bar y no tengo tiempo para mí. Pero la verdad es que me gusta y lo disfruto. Me llena mucho.
CB: ¿Cómo ha sido la acogida de la gente de Vitoria-Gasteiz? ¿Te esperabas este éxito?
Emanuel: Ha sido muy buena, mucho mejor de lo que me esperaba. Estoy muy contento con la respuesta de la gente.
CB: Si pudieras traer un plato típico dominicano al Mendi sin que nadie lo cuestione, ¿cuál sería y por qué?
Emanuel: El “pica pollo”. Está riquísimo y creo que gustaría mucho, sobre todo ahora en verano.
CB: ¿Cómo te imaginas el futuro del Bar Mendi? ¿Qué sueñas cuando bajas la persiana al final del día?
Emanuel: Me imagino en invierno sirviendo chocolate con churros a los padres mientras esperan a sus hijos que están en clases extraescolares: tenis, pádel, atletismo o natación. Me gusta pensar que el Mendi será siempre un punto de encuentro, haga calor o llueva.
La entrevista con Emanuel fue tan amena como una sobremesa en su terraza. Atendiendo a los clientes mientras charlábamos, con esa sonrisa permanente que parece venir de serie, dejó claro que su éxito no es casualidad: es el resultado de una mezcla perfecta entre trabajo constante, carisma natural y amor por lo que hace.
En un entorno tan veraniego como el de Mendizorrotza, Emanuel no solo ha sabido levantar un bar, sino un pequeño refugio donde reina el buen ambiente. Un rincón con alma caribeña que ya es parte del paisaje vitoriano. Y eso, sin duda, es motivo de orgullo para toda la ciudad.



(c) Rigo Macias, @el_rigomacias, entrevista y fotografías