Cantón de la soledad
LO IMPORTANTE ESTÁ EN EL INTERIOR
Esta frase resulta chocante cuando hablamos de arquitectura, pero somos conscientes de que la estructura del edificio es fundamental, estando parte de ella oculta a nuestros ojos. Los cimientos son en construcción lo que los valores en las personas; por mucho que te enamore una fachada bonita, de poco sirve si por dentro está agrietada.
Lo importante está en el interior, pero el exterior también importa, e igual de impacto tiene el entorno que nos rodea. No podemos hablar de arquitectura sin tener en cuenta el urbanismo. Todo influye en lo que sentimos cuando nos acercamos a un edificio; de ahí la importancia de la armonía.
El artículo de hoy va a centrarse en un espacio exterior de nuestra ciudad que me encanta: el cantón de la Soledad.
Entre el palacio de Montehermoso y la iglesia de San Pedro, hace mucho tiempo, había un estrecho cantón con un arco sobre el cual lucía un cuadro con la imagen de la Virgen de la Soledad. Arco y virgen desaparecieron cuando se decidió ensanchar este y otros cantones, facilitando la entrada a la luz, como si así desapareciera también la oscuridad del alma de una madre que se siente triste y sola tras la crucifixión de su hijo.
Recorrer este cantón es toda una experiencia visual, deteriorada parcialmente por las escaleras mecánicas que facilitan la accesibilidad de la zona. Os recomiendo caminar mirando hacia el punto de fuga de cada una de las vistas, en función de si subimos o bajamos, viajando en el tiempo entre la época gótica y la renacentista, con edificios de poca altura flanqueando los laterales, cual valientes soldados que custodian nuestros pasos, y calles perpendiculares que aportan un merecido descanso horizontal en, desde mi punto de vista, la cuesta más bella de nuestra ciudad.
«Armonía», según la RAE, tiene diferentes acepciones, siendo esta la que se corresponde con nuestra sección arquitectónica: Proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que componen.
Acércate al cantón de la Soledad y respóndeme: ¿Sientes la armonía?