Luz negra en el País Vasco
La memoria del País Vasco es el recuerdo de su arte, un legado que pasa de padres a hijos, siempre configurando espacios, pero la expresión artística cambia constantemente y se enriquece de la vida y de su cultura.
Eduardo Chillida y Nestor Basterretxea nacieron el mismo año, 1924, y sus miradas creativas dieron otro fondo al espacio público, y a una voz nueva de sentir la luz y la soledad del País Vasco; los dos pertenecieron al Grupo Gaur creado en Guipúzcoa en 1966 para dar otra perspectiva internacional a la visión del artista plástico vasco.
¿Cómo podemos indagar sobre el arte de estos dos genios del siglo XX?
Los vascos tenemos en nuestro ADN esas formas expresivas que nos hacen vivir con nuestro paisaje; la escultura nos invita a soñar dentro de la realidad, nos adentra en diálogos que poco a poco van cambiando de sentido según pasa el tiempo, y es algo espiritual que muchos que no han vivido o no son de estas tierras no llegan a comprender; la escultura vuelve a su corazón, juega con el material y con esa luz negra, que más que una caricia es un amor con el espacio que le rodea.
Néstor Basterretxea y Eduardo Chillida eran dos visionarios. Pero eran también dos artistas con pensamientos opuestos de vivir el arte, dos artistas en una sociedad que se estaba despertando de su oscuridad, ellos dos dieron forma a una nueva vida con nuevas esperanzas, con un pensamiento más libre y rompedor.
Pero también vivieron la etapa más enfermiza del siglo XX dentro de una dictadura que no les dejaba expresar su cultura y su idioma; tal vez fue eso lo que alimento artísticamente a estos dos creadores que rompieron las reglas establecidas en una sociedad, que por fin se atrevía a resurgir.
¿Qué nos han dejado Chillida y Basterretxea?
A parte de su obra artística, que es muy rica, los dos se atreven todavía, después de muertos, a tener conversaciones con su público a través de sus formas eternas y de sus materiales; los dos se atreven, después de muertos, a seguir entendiendo la luz y a seguir explicándonos que la escultura, la pintura… Son expresiones que deberíamos tenerlas en nuestro día a día.
Sus piezas, nos dan otro discurso dentro de la obra de arte y dentro de nuestro día a día, nos hacen vivir de una manera totalmente diferente, más expresiva con el medio urbano; ellos dos supieron captar la fuerza de una naturaleza que se estaba reparando de su medio ambiente y con esa fuerza, nos dejaron una forma de expresión original de mostrar la realidad.
(c) Jorge Girbau Bustos, texto, fotos y audio