domingo, marzo 9, 2025
Sexología y relaciones humanas

Distintas versiones de la sexualidad

La Sexología –que es la disciplina que estudia la Sexualidad Humana- surge en Alemania hace poco más de un siglo. Sus orígenes estuvieron más enfocados en la enfermedad, la culpa y el vicio que en la aportación positiva de la sexualidad.

Entre 1894 y 1910, Havelock Ellis -uno de los padres de la naciente Sexología- escribe los siete volúmenes de su obra Studies in the Psychology of Sex, y Albert Moll -cuyo campo de aplicación eran los problemas sexuales- funda en el Berlín de 1913 la Sociedad Internacional para la Investigación Sexual. 

Ivan Bloch da a sus trabajos un enfoque multidisciplinar y crea en el mismo año, junto con Magnus Hirschfeld, la Sociedad médica de Sexología y Eugenesia. Seis años después, en 1919, Hirschfeld -quien traza las líneas de la ciencia sexual contemporánea- crea el Instituto de Sexología de Berlín, todo un referente tanto en cuestiones clínicas como de investigación y documentación. Sigmun Freud, a pesar de sus polémicas publicaciones, también hizo importantes aportaciones a la teoría sexológica de la época.

Y en España, Gregorio Marañón conoce su momento fuerte de 1923 a 1937, que es cuando publica La evolución de la sexualidad y los estados intersexuales.

Aunque en occidente, como vemos, los estudios sobre la sexualidad son recientes, en la cultura oriental siempre han estado muy presentes. Ya desde la dinastía china Han (221 a.C.- 24 d.C.) se escribían tratados en los que se detallaba la actividad sexual. Se dice que las madres regalaban a sus hijas dichos tratados como regalo de bodas.

La sexualidad para las antiguas filosofías orientales no estuvo asociada con el pecado ni la culpa. La actitud de los taoístas, por ejemplo, era profundamente respetuosa con la sexualidad, llegando a comprenderla como un elemento necesario para evolucionar y perfeccionarse. Los adeptos taoístas convirtieron la sexualidad en una vía que les permitía trascender las limitaciones individuales, armonizar las energías internas y expandir la conciencia.

Del mismo modo, el budismo vajrayana en vez de considerar el placer y el deseo como algo evitable a toda costa, lo empleó como un recurso indispensable del camino espiritual. Su objetivo era canalizar la energía de los placeres hacia la felicidad y la iluminación, de esta manera, transformó la unión erótica de los amantes en un acto meditativo de realización.

Sean cuales fueran los orígenes de la Sexología, la que vamos a abordar en este espacio tendrá un enfoque armonioso y positivo. La Sexología Evolutiva a la que me dedico, es una rama de la Sexología que une biología y biografía, es decir, une la parte científica, genética y epigenética, con la parte humanista, creativa y vivencial. Todo lo cual permite remontarnos al pasado y entender de dónde venimos. Permite analizar el presente y observar qué deseamos o por qué nos relacionamos. E incluso nos permite crear un futuro mejor al comprender cómo podemos evolucionar cuando trabajamos nuestra sexualidad y nuestras relaciones. De lo que se deduce, que ambas -sexualidad y relaciones- pueden cultivarse, trabajarse y evolucionar.

Y si la Sexología se dedica al estudio de la sexualidad, será importante entender qué es la Sexualidad. Nosotros la definiremos en clave de Unir y Crear. La sexualidad son dos -energías, estructuras, personalidades, etc.- que se unen y que una vez unidas, si quieren, pueden crear. Resumiendo: Dos que se unen y pueden crear.

La magia y la esencia de la sexualidad es la creatividad, no obstante, para crear primero hay que unir. Si bien para crear un poema es necesario unir unos versos, para crear deseos o sentimientos por una persona, será necesario unirse emocionalmente a ella. Sin unión, no es posible crear vínculos, afectos, ni sentimientos.

Esta capacidad de unirnos es la que facilita que salgamos de nosotros mismos, que sintamos y comprendamos a otras personas, y que ampliemos nuestra visión de las cosas. Todo ello nos ayuda a desarrollar la conciencia.

Estamos tan centrados en nosotros mismos, que los intereses personales son los que se imponen y gobiernan nuestra vida, lo que en la mayoría de los casos, nos impide sentir y comprender a los demás. Gracias a la unión podemos salir de las pequeñas fronteras del yo -ya que al unirme ya no soy yo sino nosotros– y tomar conciencia de la otra persona, es decir, de algo que va más allá de mí y de mi visión de la realidad.

Al olvidarnos por unos instantes de lo propio, empezamos a tener nuevas experiencias que nos permiten cuestionarnos a nosotros mismos, empatizar con los demás y aprender. De esta manera, podemos evolucionar y crear diferentes maneras de relacionarnos; con nosotros mismos, con los demás y con nuestro entorno. Si no fuera por la interacción con otras personas, sería muy difícil que tomáramos conciencia y que cambiáramos.

Gracias a la sexualidad, podemos unirnos y crear caricias, placeres, sentimientos, fantasías, bebés, filosofías, civilizaciones, conciencia… o artículos como este. Si os unís a mis palabras, quizá creéis otras maneras de entender la sexualidad humana.

Como es difícil concentrar en unas pocas líneas el amplio significado de unir y crear, quienes tengáis interés por el tema estáis invitados a la presentación Sexualidad. El Arte de Unir y Crear que el próximo día 5 de marzo a las 18h impartiremos mi compañera Jaione y yo en la Kultur Etxea de la localidad guipuzcoana de Eskoriatza.

Los demás, nos encontraremos el mes que viene en este espacio abierto de CulturaBAI.

El taoísmo y el budismo vajrayana hicieron de la sexualidad una vía de evolución y perfeccionamiento.

(c) Natalia Urteaga, texto y foto taoísmo, budismo vajrayana; Fotos libro y Gregorio Marañón, librería de uso El Árbol y periódico La verdad.

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