Cosas íntimas
Dentro de las actividades que se realizan en Zaharraz Harro!! las fiestas del Casco Viejo (del dia 27 al 29 de Junio), nos encontramos con el estreno de una obra teatral monólogo que tuvo lugar el dia 27 de Junio, en La Monstrenka (C/ Cubo nº1), dirigida e interpretada por el actor Andrés Bezares y titulada: Polvo.
En este montaje teatral, el actor se desnuda espiritualmente, enseñándonos sus miedos, sus enemigos y también su vida privada; se muestra como el ser humano que es; primero nos explica, en el escenario vacío, su casa… Siempre poniendo como núcleo su vida privada y sus inseguridades, presentes en toda la obra. Enseguida vemos cómo el polvo se adueña de su vida interior, colándose por todas las esquinas. Ahí es donde conocemos al primero de sus enemigos, la convivencia del actor con su polvo, reflejada en sus pesadillas, sus noches y sus mañanas. Paulatinamente, ese polvo se adueña de sus sentidos y sentimientos, que reflejan una suciedad espiritual mezclada con la vida desordenada de un actor, que busca la felicidad artística como escapatoria.
Otro enemigo que se acerca y se adueña de su vida es la ropa sucia. No le gusta la lavadora, huye de la limpieza, vemos como la ropa se alía en un maremágnum para luchar contra la pulcritud, lo que el actor termina denominando revolución del cajón. Su ropa interior se mezcla con las camisas o las corbatas, luchando todas juntas contra su enemigo declarado, el lavarropas. Esta revolución es una constante en toda la obra; el actor convive con sus enemigos caseros y también con sus necesidades para poder vivir; poco a poco su público se identifica con el calcetín rebelde o la corbata malvada, dando paso a otra lectura.
El último de sus enemigos puede ser el más cruel de todos: la propia calle. El actor abandona su casa y se dirige al ajetreo diario, a pasear cuando todavía no ha amanecido, a intentar comprender una ciudad que no lo entiende; ahí vemos al hombre despojándose de su aspecto interpretativo, el hombre necesitado de su libertad, fuera de esta vorágine, en una ciudad absolutamente desequilibrante, llena de lobos ansiosos por devorar ovejas.
Andrés Bezares, con este monologo, ha conseguido formular un discurso totalmente nuevo observando una sociedad provinciana que se ocupa de que el equilibrio siga dando vueltas continuamente, la misma sociedad provinciana que nos da de comer espiritualmente, de la que la necesitamos continuamente, pero que de quien de vez en cuando también es necesario alejarse, obviar la suciedad para verla desde otra perspectiva, esto es lo que consigue Polvo, enlazando a la perfección estas dos formas de ver la vida, tan alejadas como próximas.