sábado, febrero 15, 2025
Tras la huella vasca

Tras la huella de bronce

Con la mochila a cuestas y con todo lo indispensable para explorar nuevos mundos en “Tras la huella vasca”, me traslado hasta tierras navarras, en concreto, al monte Irulegi, ubicado en el valle de Aranguren. Me invaden sentimientos encontrados, excitación y miedo se entremezclan ante lo que me espera, no lo puedo evitar, lo desconocido me atrae, con la misma fuerza que me paraliza. Conduzco desde Vitoria disfrutando del viaje y escuchando a Izal de fondo, con la comodidad de viajar sin apenas tráfico.

No me es complicado aparcar, es invierno y eso me permite elegir estacionamiento y relajarme ante las vistas que mis ojos alcanzan a divisar. El Valle de Aranguren es un municipio de la Comunidad Foral de Navarra a 3 km de la capital de la comunidad, Pamplona. Las huellas de mi investigación me llevan hasta el castillo medieval de Irulegi. El castillo se encuentra en la sierra de Aranguren, sobre la cima de Irulegi, también llamada peña de Laquidáin. Este monte tiene una altura de 893 metros, y está situado sobre las localidades de Laquidáin e Ilundáin en el valle de Aranguren, y Lérruz e Idoate en el de Lizoáin.

La sociedad de ciencias Aranzadi, es la encargada de recuperar el castillo. Tras una exhaustiva excavación, el equipo de Aranzadi, localizó un poblado de la edad de hierro que corresponde al siglo I antes de Cristo, lugar considerado el territorio de los vascones. En julio de 2022 se encontraron los restos de varias viviendas y una calle que las rodeaba.

En esta última fase de la Edad de Hierro, los romanos se encontraban luchando entre ellos, cuando los vascones que ocupaban esas tierras, no tuvieron más remedio que elegir entre un bando u otro. Al final se vieron obligados a abandonar sus hogares, dejando sus pertenencias tal y como estaban.

Recabada toda esta información, ya tengo una ligera idea de por dónde quiero que vaya mi investigación. Me dispongo a seguir la huella que hay detrás de cada opinión, de cada testimonio de expertos, que me pueda aportar datos fiables de primera mano, que saquen a la luz la importancia de esta lámina de hierro de la que tanto he oído hablar. Grabadora en mano, comienzo mi andadura por estas tierras y tras varias entrevistas descubro hallazgos muy interesantes.

Leire Malkorra, una de las arqueólogas del proyecto, descubrió entre las ruinas del castillo, unas cerámicas, entre las que se encontraba una pieza pequeña de bronce. Posteriormente, en el departamento de restauración del gobierno de Navarra, Carmen Usúa, restauradora, descubrió al limpiarlo, una serie de líneas y rayas que marcaban una escritura.

Tras diferentes investigaciones, se ha averiguado que es la mano derecha, colgada, supuestamente en la entrada de alguna casa, y que el clavo que sostenía la mano no era de hierro, sino de bronce, al no haber residuos de corrosión de ese metal, según palabras de la restauradora. Lo valioso e importancia de esta lámina radica principalmente en que es el primer documento escrito en lengua vascónica.

Sorioneku es la primera palabra que aparece, no dando lugar a dudas. La traducción es DE BUENA FORTUNA, bienaventurado, afortunado. Buena fortuna para todos aquellos antepasados nuestros, que todavía perduran en cada uno de nosotros.

Ya para siempre, me llevo un trozo de la mano de Irulegi en mi corazón, y como no, en mi recuerdo. Cada uno de nosotros, transporta en sus genes, una porción de las vivencias de estos antepasados que poblaron estas tierras navarras y a quienes nos une tanto.

Antes de emprender mi viaje de regreso, un lugareño me saluda y me pregunta cómo he ido a parar allí. Su edad ronda los 80 años y en su rostro se ve reflejado el paso del tiempo a través de sus profundas arrugas, y a la vez, la experiencia y la sabiduría que da haber vivido en contacto con la naturaleza toda la vida. Le respondo cordialmente y le cuento por encima mis hallazgos. Sus ojos no dejan de mirarme casi sin pestañear y en la profundidad de su mirada intuyó que me va a contar algo que no me va a dejar indiferente.

Cojo mi móvil y me preparo para grabar lo que aquel amable hombre me va a contar. Pero… en el último momento decido quedarme para mí lo que “solo yo”, voy a descubrir y que iré relevando en “próximas entregas”.

Me monto en el Kia y emprendo el viaje de vuelta, con la satisfacción de haber hecho un buen trabajo y de haber conocido personas muy interesantes de las que he aprendido un montón.

( Fragmento que combina ficción y realidad).

(c) Rosa Lafuente, texto y fotos

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